Caminaba y pensaba, en todo lo hecho este año. Y dediqué una oración, a todos aquellos en los que no había pensado.
Y es que caminar solo tiene un gran peligro; el no tener a nadie que te pueda recordar, cualquier olvido.
El camino es largo y muy cansado, solo se puede hacer recostado en algún hombro, que sea fuerte y con una buena cobertura de sinceridad y advocación hacia ese lugar donde queremos ir.
Pero ¿hemos llegado alguna vez a dónde queríamos llegar?.
Solo el caminante es el que sabe donde quería estar. Mientras la sed y el hambre va nquitándose, poco a poco, en algún lugar donde uno para y pueda pagar.
Mientras nos observan y todos nos desean algo que ya tenemos: libertad, para seguir donde queremos llegar o donde nuestros pasos, nos hayan dejado, cuando el cansancio nos haga mella y tengamos que parar, para que nuestro cuerpo tenga ese merecido descanso, después de una jornada, cargada de un lindo trotar, por esas veredas de nuestro amplio periplo por los caminos.
Y sentimos que debemos retomar un sendero, que puede ser el verdadero o el que creemos, que debemos de tirar.
Solo Dios conoce lo bueno, mientras nosotros vamos tocando las tierras, barros, asfaltos y todo lo que nos haya venido en ese desventurado trotar por las lindes de nuestro camino.
Pero nunca estamos contentos con lo visto y vivido y, por eso, el nuevo despertar hace que queramos ver más cosas que deseamos ver y no perdernos todos los colores, de la bella naturaleza tiene escondido.
Y sigue la curiosidad por ver más de aquella jarra que estamos bebiendo y con el gusto saciado en un nuevo sabor, deseo tener, en mis papilas gustativas un nuevo sabor que me haga entrar en un laberinto, donde yo sea el protagonista y los demás quieran darme a probar cosas de sus huertos.
Me siento el centro del universo y, muy contento, busco un nuevo cultivo que me haga ser feliz nuevamente y no perder ese gusanillo de la curiosidad que sé que está ahí, y que estoy agarrado a él.
Que vuestro camino sea paralelo al mío y que todos juntos, alcancemos nuestros objetivos.
No deseo que faltéis a un nuevo día y que faltéis al recuento de mañana.
¡Feliz Navidad!. Queridos hermanos del camino de la verdad.