Durante muchos meses los independentistas han estado contando una serie de cuentos a quienes se los querían escuchar que ahora resulta que se está demostrando que hay una mentira tras otras. Contaron que iban a estar en la Unión Europea en cuanto fueran independientes. Que los pensionistas cobrarían más. Que se bajarían las cifras del paro. Más o menos un país de Jauja. Y resulta que, a tres días de ese pleno de Declaración Unilateral de Independencia, dos banco plenamente nacidos en Cataluña y que luego se fueron extendiendo al resto de España han decidido trasladar sus sedes centrales situadas en Cataluña a otras regiones españolas. El Sabadell se va a Alicante y Caixa Bank a Mallorca. Este palo financiero es lo peor que le podía pasar a los independentistas y al Govern a 72 horas de declara independiente a Cataluña. En un mundo que se sigue moviendo por el dinero y donde las entidades bancarias son un poder más y muy potente, ven como les abandonan. Puede ser un efecto dominó que haga más daño a los independentistas que las medidas que adopte el Gobierno de Mariano Rajoy y el peso de las instituciones. Puigdemont que se había crecido de una manera anormal y que gritaba mediación para que la desconexión no fuera traumática debe estar ahora como los boxeadores noqueados en una esquina del ring. Ayer ya lo decíamos, va a existir un choque de trenes y el Estado de Derecho no se puede apartar a un lado. El Estado de Derecho juega todas sus cartas, incluidas las bancarias. En una guerra todo sirve y los movimientos de las alcantarillas son tan importantes como los de la superficie. Como muestra, un botón.