Esta tarde hemos estado acompañando a la familia Abad los Santos en la despedida a nuestro querido amigo Manolo Abad. La noticia de su fallecimiento no nos ha cogido de sorpresa.
Desde agosto llevaba entrando y saliendo del hospital debido a la acumulación de varias patologías. A pesar de su fortaleza física, no ha podido resistir el último embate de la enfermedad y nos ha dejado esta mañana.
De manera sincrónica, la muerte de Manolo ha coincidido con el que hubiera sido el cumpleaños de su hermano Pepe, que nos dejó hace más de veinte años. Parece que su querido hermano ha venido para acompañarle en el tránsito de la vida terrenal al otro plano de la existencia. Los dos hermanos se han reencontrado después de mucho tiempo. A ambos tengo que agradecerles mucho.
Pepe fue el primero en animarme a profundizar en mi temprano interés por la arqueología, cuando apenas tenía catorce años de edad. Él entonces era el Director Provincial de Cultura y en cierta ocasión me invitó a su despacho para entregarme una credencial como colaborador de investigaciones arqueológicas y un libro sobre las tumbas del antiguo Egipto. Aquel gesto causó su esperado efecto y tuve claro desde ese momento que quería estudiar arqueología. Cierro los ojos y acude a mi mente el recuerdo de su poblada barba y la simpatía que irradiaba su rostro.
A Manolo Abad no lo conocí en su dilatada etapa de Director Provincial de Educación. Mi amistad con él vino de la mano de sus hijas Rocío y Paloma, su yerno Quino y su nieta Marina. Todos tenemos en común formar parte de la gran familia de El Faro de Ceuta. Llevamos colaborando con el periódico decano de la ciudad más de veinte años y esto ha ido fortaleciendo unos lazos de amistad muy fuertes y resistentes.
A Manolo Abad antes de conocerlo en persona, ya lo admirábamos. Siempre nos ha gustado mucho su cuidado estilo, su exquisita ironía y la maestría al hacer uso del sarcasmo.
Todos los rasgos de su personalidad estaban inscritos en sus palabras, pues, como escribió Henry David Thoreau, “lo mejor que escribamos será lo mejor que seamos. El carácter de un autor se lee desde la portada hasta el final”.
Manolo Abad desprendía bonhomía, sabiduría y creatividad para hilar con suma maestría palabra tras palabra. Pocos podían adivinar que aquel señor mayor que en estos últimos años andaba con dificultaba había sido catedrático universitario y ocupado importantes cargos institucionales. Le gustaba el trato con los vecinos del barrio, en especial con aquellos más humildes. Creo que admiraba por encima de todo la humildad, de lo que él era un gran ejemplo.
Manolo Abad era una persona a la que le preocupaba mucho la conservación del patrimonio cultural y el fomento del arte y la cultura. Los guiños de complicidad que nos enviaba a través de sus artículos era una manera de manifestar su apoyo a la causa conservacionista.
"La muerte de Manolo ha coincidido con el que hubiera sido el cumpleaños de su hermano Pepe, que nos dejó hace más de veinte años. Parece que su querido hermano ha venido para acompañarle en el tránsito de la vida terrenal al otro plano de la existencia"
Una de sus principales diatribas fue contra la fiebre de colmatar el espacio público con esculturas, algunas de ellas de escasa calidad artística. Por el contrario, insistió mucho en la recuperación de la memoria de artistas ceutíes injustamente olvidados, como Ángel Ruiz Lillo.
Cuando recibí la noticia de que la 'Dama de Ceuta' regresaba a Ceuta, llamé por teléfono a Manolo Abad para transmitirle la buena nueva y los dos compartimos la alegría por este inesperado acontecimiento. Sin duda la insistencia de Manolo Abad para que se cumpliera el deseo de Ángel Ruiz Lillo contribuyó a que este sueño se convierta en realidad.
A Manolo Abad también le debo un apoyo público a mi libro El Espíritu de Ceuta y, en general, a mis escritos sobre la mitología y carácter sagrado de nuestra ciudad. Manolo tenía la suficiente experiencia vital y la sensibilidad necesaria para intuir la realidad sutil que nos rodea y para reconocer la inercia del pasado en el mundo que nos ha tocado vivir.
También sabía que la literatura y la poesía pueden cambiar el mundo, como escribió Walt Whitman. En la misma línea, Miguel de Unamuno sentenció que “la hermosura de las ciudades y los sitios históricos, lo mismo que la del paisaje, es, en gran parte, un efecto de sugestión literaria”. Y en este respecto, pocos lugares requieren más de la labor sugestionadora de poetas y literatos como nuestra querida Ceuta.
Tanto a Manolo como a mí nos hubiera gustado pasear juntos y escribir mano a mano sobre los paisajes ceutíes, pero su salud no lo permitió. No obstante, siempre lo he sentido muy próximo.
Parafraseando a Whitman, Manolo me ha animado a subir a las cumbres de Ceuta para mostrarme sus paisajes, mostrarme mi camino y decirme: “ni yo ni nadie puede andar por ti ese camino, debes andarlo por ti mismo. No está lejos…está a tu alcance, tal vez has estado en él desde que naciste sin saberlo, tal vez está por todas partes, en el mar y en la tierra”.
Precisamente, esta tarde, mientras nos dirigíamos Silvia y yo al tanatorio, he notado una luz especial, una claridad en los paisajes y una serenidad en el ambiente que me ha hecho pensar que el tránsito de Manolo ha ido bien. Siempre que alguien se va pienso en si su vida ha merecido ser vivida. Todas lo son, pero hay casos, como el de Manolo Abad, que la intuición se convierte en certeza.
Manolo ha sido una persona que ha amado y ha sido amada, además de haber tenido la suerte de desarrollar su capacidad sensitiva e intelectual. Te echaremos de menos, pero sabemos que siempre pasearas con nosotros.
Era una niña y no olvido esa forma de hablar con esa voz tan peculiar que me resultaba tan graciosa ,esa ternura natural ,los guiños cómplices
para darme dulces ,sin que mi madre lo viera ,las largas conversaciones con mi padre, que es donde únicamente te veía un poco serio ,aunque en cuestión de segundos volvía la diversión.
Me encantaba que papá y mamá me llevaran contigo y con Tere.formas parte de unos recuerdos muy bonitos y felices de mi niñez .. descansa en paz Manolo.
Tengo muy buenos recuerdos de el cuando paseabamos por la Marina, siempre con su sonrisa y su buena educaciòn
Yo viví unos años en Ceuta y tuve la gran suerte de conocer y tratar de cerca a Malono, persona entrañable y cariñosa como nadie, afortunadamente tengo recuerdos de él para mí, hoy mientras escribo esto no puedo contener las lagrimas y pensar en su familia a la que me uno en su dolor. Un abrazo para todos.
Tuve la inmensa fortuna de ser su amigo desde que mediado los setenta coincidimos en la Universidad cordobesa. Luego sostuvimos la amistad con relaciones gratísimas y con programas de trabajo en el que estuvimos juntos: Fundación Machado (Sevilla), Comisaria del X aniversario dela Expo'92 y finalmente en mi equipo rectoral en la UNIA. Fue una inmensa suerte que la vida me permitiera conocerle y ser su amigo y de toda su familia. A todo ellos les envío el más sincero abrazo. Nunca lo olvidaremos, especialmente mi hijo a hijo Juanma, al que junto a su hija Rocío, enseñó a caminar superando mis miedos de padre primerizo. Donde quiera que estés, querido Manolo, estaré contigo.
Gran persona a la que echaré de menos. Fue un privilegio colaborar con él en su etapa de Director Provincial de Educación y desde entonces ha sido un apreciado y querido amigo. Mi pésame para su viuda, hijas y resto de la familia y amigos.
Una buenísima persona que ha dejado su impronta en todos los cargos que ocupó. Un intelectual sencillo y cercano al que nunca se le subió a la cabeza su sabiduría. Siempre supo estar con todos y en cada lugar. Descansa en paz Manolo. Un cariñoso recuerdo y abrazos a la familia.
Una gran pérdida, como lo fue la de su hermano. Siempre serán recordados ppr su bondad y atención hacia las personas
Un abrazo a la familia