Los nombres se acumulan, las historias tienden a olvidarse y tras la frontera las familias esperan confirmaciones imposibles. En los últimos meses se acumulan los casos de jóvenes desaparecidos al cruzar a Ceuta. Es precisamente el elevado número lo que sorprende incluso a las fuerzas de seguridad.
Los últimos casos conocidos son los del argelino Youcef Bazine y los menores marroquíes Naoufal y Mohamed Chairi. Los tres cruzaron en pleno temporal y de los tres nada se sabe. Las llamadas y peticiones para que sean localizados son constantes pero chocan con el muro de la ausencia más absoluta de informaciones.
101 personas en 15 días
Se tiene constancia de su salida pero nunca de la llegada. No son solo estos tres últimos casos, hay más. Esas historias que se pierden en crónicas periodísticas suponen el reflejo del mayor desastre migratorio que tiene como escenario la frontera sur de Europa pero del que nadie habla. El silencio informativo en la mayoría de los casos se une a la ausencia de datos oficiales.
Para las fuerzas de seguridad esas personas desaparecidas no existen si no hay denuncia pero la exigencia del visado para cruzar Tarajal impide que sus familias puedan dotar de oficialidad estos sucesos. El mismo patrón se repite en todos los casos: no existen sobre el papel pero conforman la tragedia de los espigones.
En solo 15 días, los comprendidos del 15 de octubre al 31, poco más de 100 personas cruzaron el Tarajal bordeando los espigones o saltando la valla. Es lo que reconoce en su informe el Ministerio del Interior pero no es la realidad, las entradas son más y el grueso de intentos también.
Las familias de estos jóvenes no encuentran tampoco un lugar al que acudir para recibir ayuda o procedimientos sobre cómo actuar en estos casos.
La administración nunca se planteó dar un giro a su política migratoria y atender este auténtico caos.
Ya se puede denunciar en la web de la Policia Nacional, otra cosa es que estas personas quieran cruzar la frontera por averigua tu que motivos.