El funcionamiento adecuado del Tarajal repercute directamente en Ceuta. Cualquier decisión que se adopte tiene sus consecuencias de ahí que el debate sobre el futuro de esta línea fronteriza es cuestión que interesa a todos.
Se han adoptado una serie de medidas orientadas a imponer orden donde antes imperaba el caos pero a su vez existe un claro enfrentamiento de posturas en torno a cómo debe operar el paso fronterizo y si el funcionamiento actual es todo lo bueno para Ceuta que se preveía o no.
Voces discordantes no son solo algunas de corte político, también las hay empresariales. A todas hay que escuchar con hechos reales y no con promesas que no terminan de ejecutarse.
El férreo control en materia de seguridad que se ha aplicado en el paso ha dado pie a situaciones indeseadas como el aumento de la inmigración por los espigones y su mayor mortalidad y tragedia. Son temas que no se deben pasar por alto siendo, cuanto menos, motivo de análisis.
Lo mismo sucede con la entrada del turismo de compras. La propia CECE alerta de la pérdida del turista de Tetuán con un poder adquisitivo que se materializaba en compras en distintos establecimientos. La aplicación del visado ha reducido estadísticas adversas para el buen funcionamiento de la infraestructura ceutí pero también ha mermado esas entradas que se traducían en compras. Más aún cuando se imposibilita y no se normaliza el llamado régimen de viajeros.
Todo lo que tenga que ver con Tarajal debe ser motivo de un consenso más amplio y detenido del que parece tenerse, amén de mucho más alejado de anuncios que luego no se llevan a cabo como la propia celeridad de la aduana comercial o la entrada regulada de pescado por la vía terrestre.
Sigan anestesiando con el tema de la frontera y no reanimen al lector con los pactos que se estan gestando para alcanzar el poder.