El diario ‘El Pueblo de Ceuta’ publicó en su portada de la edición de ayer la fotografía de uno de los dos sargentos primeros que habían sido detenidos por el Cuerpo Nacional de Policía después del operativo que se puso en marcha tras los sucesos del pasado sábado de madrugada donde resultó herido de gravedad el joven Hicham. Sin embargo, resulta que la fotografía que ocupaba gran parte de la portada y obtenida del facebook de este militar no es del presunto autor de los disparos, sino de su compañero, el que le acompañaba y que también está detenido pero como presunto encubridor.
Un error que, por supuesto, no es solamente grave porque no se comprobó si ese rostro pertenecía a la persona que había disparado presuntamente contra Hicham, sino que además han preferido ‘sostenella y no enmendalla’ así que durante toda la jornada de ayer mantuvieron la portada en su página web, quizás vanagloriándose de que habían logrado la mayor exclusiva de todos los tiempos.
Lo cierto es que estas dos personas que han sido detenidas son presuntos culpables de delitos muy distintos y el daño que se le ha podido causar al protagonista de la portada de ‘El Pueblo’ no es ya solamente al propio interesado que aparece en la fotografía señalado por algo que no ha cometido, sino también a sus familiares a nivel general. Porque hoy en día, donde nos encontramos en una aldea global, una noticia de estas características vuela en cuestión de segundos. Se ha compartido, ayer en redes sociales era visible.
Además, no han tenido en cuenta que el objetivo de las imágenes incorporadas al sistema de contacto denominado Facebook o cualquier otra red social, su finalidad no es la prevista para una difusión a efectos públicos o informativos, sino para que sea visualizada por personas que se consideren usuarios de dicho sistema de contacto. Hay ya una doctrina jurisprudencial suficiente que avala la no utilización de esas imágenes para determinadas finalidades distintas a las que tiene prevista la persona que las incorpora o coloca, que no es otra que identificarse ante los usuarios de ese sistema, pero no que se utilice su imagen a efectos de difusión pública. Lo que sí es cierto es que cada uno debe asumir los errores que comete y ya es hora también de no poner siempre la otra mejilla.