Un terremoto en Marruecos de magnitud 7 sacude el país: hay más de 2.000 muertos y miles de heridos.
Una fuente diplomática marroquí explicó que Marruecos aceptó la participación de equipos de rescate del Estado español, Reino Unido, Emiratos Árabes y Catar, y subrayó que el país magrebí no tiene de momento necesidad de otros tipos de ayuda.
Una dictadura tiene unos entresijos que no conocemos ni comprendemos, solo nos queda soportarla, sufrirla o huir de ella más pronto que tarde.
Ignoramos aún la magnitud de la tragedia En un poblado de la provincia de Tarudant, las autoridades han prohibido enterrar a sus familiares hasta que no acuda el personal sanitario, los cuerpos de pudren a la intemperie.
Descubrimos en estas catástrofes cómo se organizan los países ante el desastre que suele afectar a la población más débil: viviendas construídas con materiales de baja calidad, zonas de difícil acceso y escasos recursos de alimentos, infraestructuras que no permiten llegar a las zonas afectadas con facilidad.
La cifra de fallecidos y heridos es incalculable. Me imagino que el poder, dominado por un Rey tirano, intentará esconder todas las víctimas y demostrarle al mundo entero la capacidad del régimen para afrontar cualquier circunstancia sea de la índole que sea.
Así la tiranía busca a socios interesados para acallar bocas, para apadrinar y darle todo tipo de apoyos a estos iluminados de pacotilla que viven en sus palacios bañados de riquezas. Todo sea por los intereses de cualquier tipo que mantienen las grandes potencias.
La solidaridad no conoce fronteras, las fronteras vienen puestas por el gobierno plegado a los pies del monarca.
He leído en las redes sociales frases de odio, de venganza, de ira e incluso de alegría ante este terremoto que ha azotado al país vecino: " que se jodan" , " son nuestros enemigos" " " España no debe asumir ningún tipo de ayuda". Siempre y en todo momento veremos que la ignorancia es otro tipo de terremoto que asola el universo.
Confundir los problemas políticos que genera el poder y la falta de diálogo, echar las culpas a la ciudadanía que es manejada, usada, manipulada, dirigida hacia unos fines que no son los suyos sino de los que ostentan la ignominia del engaño para adueñarse de todo, hasta del pensamiento.
Cuando la tragedia se manifiesta todos deberíamos actuar en una sola dirección: ayuda, empatía, intervención rápida, profesionales que acudan a la zona.
Sería necesario que Naciones Unidas apretara el botón de alarma y creara un organigrama estudiado punto por punto para crear una logística inmediata.
¿Podremos conseguirlo? ¿Habrán propuestas que reivindiquen que lo primero de todo son los seres humanos? ¿Estaremos abandonados a nuestra suerte mientras la ciguera colectiva no puede interpretar el SOS?
Todo es mentira, nada importa, no nos dejan saber lo que sucede.
Estos son los otros terremotos, los otros movimientos sísmicos, las otras sacudidas con millones de répiclas. De ellas no nos damos cuenta, parece que todo está en calma. Estamos inmunizados de lo que sucede a nuestro alrededor.
Volverá a temblar la tierra, volveremos a vivir el caos en las imágenes que nos ofrecen los medios de comunicación.
Todo es descafeinado, como una película en la pequeña pantalla.
Hoy se ha hablado menos del beso de Rubiales, de las negociaciones con Puigdemont, de las miles de opiniones sobre el crimen de Daniel Sancho, sobre la muerte de María Teresa Campos o María Jiménez. Son los efectos de seísmo. Cuando la tierra deje de temblar volveremos a los temas de siempre.
Todos los odiosos que odian por placer, deberían pensar antes de escribir en sus familias si se encontraran en la misma situación, en la cantidad de enfermos que no pueden seguir con sus prescripciones médicas, en los niños sin padres, techo ni familia; no serían tan negativos.