-
Un total de 80 residentes del CETI embarcó ayer rumbo a Algeciras tras una estancia de seis meses.
-
La partida de este grupo, que llegó a Ceuta en la entrada masiva de febrero, alivia la ocupación del centro aunque aún excede su capacidad.
Todos tienen que pasar un tiempo en el CETI antes de conocerla, pero desde que pisan Ceuta por primera vez se enamoran de ella. Para argelinos o subsaharianos, ‘Valeria’ es la musa que evoca sus sueños. Un nombre femenino, desligado del amor carnal, que nace del enredo con un idioma que combina fonemas muchas veces inexistentes en sus lenguas maternas. Los residentes en el centro del Jaral llaman ‘Valeria’ a Baleària, la naviera con la que viajan a la Península en la línea que enlaza Ceuta con Algeciras.
Un total de 80 residentes del CETI, en su mayoría cameruneses, embarcaron ayer después de una estancia de seis meses en la ciudad autónoma. Los afortunados se mostraron rebosantes de felicidad, como fue el caso de Adamou Bapetel, de 23 años. “Gracias a todos por el laissez passer”, se despidió billete en mano. Entre aquellos que aún tendrán que esperar para coger el ferry cuyos colores les evoca la libertad, pudo oírse: “Valeria, mon amour –Baleària, mi amor–”.
El grupo que partió ayer pertenece a la entrada masiva por el perímetro fronterizo del pasado 20 de febrero, cuando la afluencia de personas fue de tal magnitud que puso contra las cuerdas al personal del CETI. Una ‘crisis’ en la que el Ejército puso a disposición del centro del Ministerio de Empleo y Seguridad Social tiendas de campaña donde alojar a los recién llegados que se quedaron sin espacio dentro de las instalaciones.
Esta es la segunda salida después de su reanudación la semana pasada tras varios meses sin producirse ninguna. Con esta nueva expedición, el CETI alivia su ocupación que está por encima de su capacidad establecida oficialmente en 512 plazas.
Diversas organizaciones pro derechos humanos les arroparon en el tradicional ‘paseíllo’ hacia la antesala de embarque.