La yorkshire abandonada por sus dueños, adoptada por una gran animalista
Hay veces en que la vida te ofrece dos caras. Afortunadamente para Rubia, la yorkshire que el pasado jueves fue abandonada por la familia de un ciudadano fallecido, finalmente la cara de la suerte le ha sonreído.
El motivo de su abandono: la familia ya no quería hacerse cargo de ella. Con 13 años de edad, casi ciega por las cataratas, asustada por el cambio que estaba a punto de vivir, sin haber salido de casa en toda su existencia y rodeada de extraños, todo se tornaba demasiado negro para este animal que miraba espantada a las personas que la rodeaban, que no eran otros que los voluntarios de la Protectora de Animales y Plantas de Ceuta, quienes hacían lo imposible por sacarla adelante.
Sin querer comer ni vivir, la ‘abuelita’ se pasó toda la noche sin moverse. Los que la cogían e intentaban animarla con caricias y abrazos decían los mismo. “No se mueve, se queda quieta y asustada. Así no sobrevivirá”.
La única alternativa era encontrar una acogida que pudiera hacerle pasar sus últimos años lo mejor posible. Y el milagro se hizo realidad. Apareció Margarita, una voluntaria y gran animalista que ya ha acogido a varios gatos (en su mayoría ciegos) que se desvive por todo tipo de animal. Su gran corazón no podía dejar morir a Rubia en una jaula y contactó con los miembros de la junta directiva para hacerse cargo de la abuelita de la Protectora hasta sus últimos días. Pero cuando todo estaba preparado para trasladarla a su nuevo hogar, el milagro fue aún mayor. Otra gran animalista (quien prefiere mantenerse en el anonimato) anunció su intención de adoptarla para que el animal no tuviera que pasar sus últimos años de vida de casa en casa y, mucho menos en una jaula de la Protectora.“Es una persona que tiene adoptados varios perros ya mayores de nuestras dependencias y es una gran persona”, explica Javier Blanco, presidente de la Protectora de Animales y Plantas.
El gran corazón de esta persona ya ha hecho mella en Rubia. En cuanto llegó a su nuevo hogar su cambio se hizo evidente. “Se ha adaptado fenomenalmente. En cuanto ha entrado y se ha visto en una casa ha sido ver la televisión y el sofá, se ha levantado y comido (lo que no hacía en la Protectora) porque no se movía. Después se ha tumbado en la camita que le han puesto y se nota que ha revivido”.
Rubia es ya sinónimo de milagro. Pero muchos animales en la Protectora aún esperan una segunda oportunidad. La vejez no es un obstáculo. Ellos nos han ofrecido cariño y fidelidad durante muchos años. Ahora se merecen la recompensa de devolverles todo ese amor y los cuidados que necesitan en sus últimos años.