Las redes antimedusas, los elementos que hacen accesibles algunas playas para todos, el mobiliario urbano... La ciudadanía en general y la administración, directa o indirectamente, según el caso, son corresponsables del cuidado de lo que es de todos.
Resulta inaceptable que la concesionaria de la instalación de las mallas que impiden o dificultan la llegada de medusas hasta la línea de playa tengan entre sus ocupaciones principales la reparación de los daños que causan en ellas algunos de los propios bañistas.
También lo es que los responsables de la administración no sean capaces de corregir los efectos del paso del tiempo en los elementos que se colocan en algunos arenales como el de El Chorrillo para ampliar la accesibilidad del litoral en verano.
Es necesario que primero por la vía de la educación y la concienciación, pero en caso necesario también por la de la sanción, el conjunto de la población asuma el deber de cuidar lo que es de todos como si fuera propio en exclusiva, así como de denunciar los perjuicios que se cause al patrimonio común en su presencia y no limitarse a mirar hacia otro lado. También es preciso que las instituciones revisen la eficacia y eficiencia de los recursos que destinan a la instalación, mantenimiento y conservación de esos elementos, que nueve meses al año tienen un refuerzo extraordinario con cientos de trabajadores de los Planes de Empleo, para evaluar qué mejoras es necesario implementar para que sirvan de manera real para los fines pretendidos con el fin de que el espacio público presente el estado que debe y merece la ciudadanía.