El Día Internacional de la Mujer, que se conmemora hoy, vuelve a llegar un año más teñido de luto en el calendario por la funesta estadística de las víctimas del terrorismo machista. El Ministerio de Igualdad suma diez asesinadas por violencia de género en lo que va de año tras confirmar como tal el de una mujer de 39 años en Zaragoza la semana pasada.
Es el reflejo más dramático de lo que queda por recorrer en el largo camino por la igualdad real y efectiva entre hombres y mujeres, que pese a todos los avances conseguidos sigue siendo un desafío pendiente.
Las administraciones e instituciones deben liderar sin titubeos (como los que desgraciadamente han exhibido en ocasiones por interés partidista) la lucha contra el machismo en su más amplia concepción, pero el conjunto de la ciudadanía, cada persona, debe asumir la responsabilidad de saberse instrumento útil para avanzar hacia una sociedad más equilibrada y justa.
Aunque en países como España la igualdad legal se puede considerar un hecho, siguen siendo necesarias políticas efectivas de promoción de la igualdad, incluso de discriminación positiva en los contextos más complicados, para avanzar en la equiparación de presencia, protagonismo y preponderancia de hombres y mujeres.
Igual de necesarias con las campañas de concienciación y educación y la formación de los profesionales a todos los niveles para que cada uno, desde su área de influencia, proyecte un mensaje coherente con lo que debe ser un propósito de sociedad y de país.
Renunciar a intentar alcanzar la plena igualdad tendrá como principal perjudicada a la sociedad que desista de ese reto y olvide lo fundamental para extraviarse en distracciones electoralistas negacionistas que se alimentan de lo más retrógrado.