El próximo 22 de febrero es el Día de la Igualdad Salarial. Por este motivo, el sindicato Comisiones Obreras ha publicado un interesante informe en el que se destaca que el salario medio de las mujeres tendría que aumentar en un 20,9% para igualarse al salario medio de los hombres. Las causas de esta importante diferencia las vamos a analizar a continuación.
Hace tiempo, mantuve un debate con unos colegas de la universidad que habían llegado a conclusiones similares a estas. Entonces yo no entendía cómo era posible esta diferencia si, tanto en las tablas salariales de los Convenios Colectivos, como en las tablas salariales que se publican en el Boletín del Estado para los funcionarios, no se establecía diferencia alguna de salarios entre hombres y mujeres. Sin embargo, analizando con más detalle la cuestión, estos colegas habían detectado que, por ejemplo, en el caso de los médicos y médicas, las mujeres de la profesión cobraban mucho menos por guardias, porque se quedaban en la casa cuidando a los hijos o a sus padres mayores. De esta forma, cuando calculabas el salario medio de ambos, saltaba esta diferencia.
Esta circunstancia lo explicó de forma magistral la investigadora del CSIC M. Ángeles Durán en una conferencia que dio el pasado año en la Universidad de Granada, en la que nos habló de lo que ella denominaba “los bienes sin precio”, pues su especialidad es la medición del trabajo no remunerado de las mujeres. Su libro “La riqueza invisible del cuidado” es todo un clásico sobre la necesidad de incorporar al análisis económico la valoración del trabajo no remunerado, que tiene un coste para los hogares y para las personas sobre quienes recae, fundamentalmente mujeres, y que debe tener un reconocimiento social.
Para que entendiéramos la importancia de este asunto, nos contó su experiencia con una de sus hijas, cuando, recién nacida, tuvo un ataque de colitis y esto provocó un trabajo extra en su ya atareada carrera, al tener que poner varias lavadoras en plena noche, para poder limpiar lo que la pequeña había manchado. ¿Cuánto creéis que valen estas horas extras que yo tuve que realizar, sin abandonar mi trabajo al día siguiente en la universidad? nos preguntaba. Porque, cuando hablamos de escasez, que es la razón de la ciencia económica, ¿de qué hablamos? ¿de tiempo o de dinero? El problema es que el trabajo oculto de la mujer no se registra. Las horas que miles de mujeres dedican a su casa, además de a su trabajo externo, si lo tienen, no se contabiliza. Y además, les priva de poder aspirar a mejores trabajos o a promocionarse.
Porque, el trabajo del hogar no remunerado no se incluye en la contabilidad nacional. Durante la pandemia, nos decía, se ha seguido produciendo desde las casas, para suplir la producción parada en las fábricas. ¿Le hemos puesto precio a esto? Según sus investigaciones, el trabajo no pagado se puede calcular en torno al 100% del PIB de un país. Y utilizando la metodología de Eurostar y el concepto de “salario sombra”, el trabajo no pagado en España equivaldría a 28 millones de empleos a tiempo completo. El peso de gran parte de la economía recae sobre las mujeres, que con su esfuerzo y su trabajo diario siguen construyendo los países. Sin embargo, la desigualdad, que muchos se empeñan en no reconocer, hace estragos en la población.
En el estudio referido al principio, el sindicato Comisiones Obreras nos habla en términos muy similares. Así, nos dicen que las mujeres cobran 4.721 euros anuales menos de salario medio al año, según los datos de la última Encuesta de Población Activa (EPA). El por qué se produce la brecha salarial lo explican en el informe en base a la diferente distribución laboral y la composición del empleo. Así, las mujeres soportan una inserción laboral en peores condiciones, lo que se traduce en un salario medio menor. Sufren la desigualdad laboral, primero, en el acceso al puesto de trabajo, con peores contratos, jornada, y ocupaciones. Después en la promoción y trayectoria laboral, que se ve entorpecida al ocuparse mayoritariamente de los cuidados familiares. De hecho, estiman que casi millón y medio de mujeres no buscan empleo porque están cuidando menores o personas adultas incapacitadas. De la misma forma, la población asalariada a jornada parcial, en un 75% son mujeres. Es decir, si las mujeres asalariadas trabajaran a jornada completa con la misma intensidad que los hombres (93%), se eliminaría el 69% de la brecha salarial de género en España. Si a esto le sumamos la falta de valoración de los trabajos de cuidados, como advertía la profesora Durán, la cuestión está bastante clara.
Como nos recordó la profesora Durán en su conferencia, es evidente que el papel de la mujer en la historia de la humanidad ha sido fundamental. Reconocer esta realidad, además de valorar y respetar a las mujeres, es el camino para la auténtica transformación de la sociedad. Su aportación es fundamental para nuestro futuro. Admitirlo y ayudar a combatir estas desigualdades nos hará más libres. Y una forma sería haciendo un pacto de Estado por los cuidados, como se reclama desde este informe.