Sin lugar a duda alguna, y para comprenderlo no hace falta ser ningún experto, en aquella guerra de Ifni-Sáhara sin la valiosa colaboración de la Armada, difícilmente por no decir imposible, el Ejército de Tierra hubiese podido cumplir y alcanzar los objetivos previstos en todas las misiones que se le encomendaron. Fue la Armada la que transportó miles de toneladas de víveres, municiones y diversa mercancía, así como se encargó del traslado de tropas, lo mismo a Ifni que a El Aaiún, y lo más importante, su potente artillería de los buques de la flota fue la que hizo desistir de los ataques al enemigo y retirarse en la mayor parte de los casos en auténtica desbandada.
La orden 17/57
El 11 de diciembre de 1957 el Estado Mayor de la flota emite una orden, la 17/57, firmada por el comandante general de la flota, que entre otros puntos hacía constar que el objetivo principal de la orden era trasladarse a Ifni con la Agrupación T, para encontrarse allí con la Agrupación F. La fragata Vasco Núñez de Balboa salía del puerto de La Luz para arribar en aguas próximas a Ifni el 19 de diciembre de 1957. Con anterioridad, el 9 de diciembre de 1957, se concentraban en aguas próximas a El Aaiún el remolcador RA- y la barcaza K-2, así como los mercantes de la compañía Trasmediterránea Viera y Clavijo y Gomera, con transporte de tropas y diverso material.
Más adelante, en los apartados de la mencionada operación Orión, así especificaba: 1. Misión 1.1: acudir con los medios propios al lugar de la costa del África occidental española, en donde fuese necesaria su presencia. 1.2: facilitar enlaces radiotelegráficos del gobernador general del África occidental española, según las órdenes del mando. 2. Situación: el buque se encuentra amarrado en el dique del Generalísimo, del puerto de La Luz. 3. Ejecución: a las 22:57 del día 12 de diciembre se tocó Br y E.r. de guardia desatracando el buque con ayuda de los remolcadores y a las 23:35 se entregó a gobernar a la vez en demanda de salida. A las 22:36 se arribó al 120, y más tarde a 119 revoluciones por minuto.
En la guardia del 13 de diciembre se recibió un SOS del pesquero español Pepe comunicando que tenía una avería de agua y que se encontraba en situación, a 48 grados al sur de Agadir (Marruecos), enviando esta información al Estado Mayor de la Flota. La flota realizó diversas misiones de protección de las zonas costeras del África occidental española, y también las calas de la playa de Sidi Ifni y El Aaiún, así como fuego de apoyo y cobertura de las columnas que se desplazaban hacia el interior.
Para comprobar el enorme apoyo de la Armada en dicha campaña, hay que hacer constar que en aguas de Ifni y Sahara la Armada destacó los cruceros Canarias, Almirante Cervera y Méndez Núñez; los destructores José Luis Díez, Escaño, Gravina y Almirante Miranda; las fragatas Descubierta, Atrevida y Martín Alonso Pinzón; los cañoneros Núñez de Balboa y Magallanes; los minadores Eolo, Neptuno, Marte y Júpiter; el transporte Tarifa; los remolcadores K-1 y K- 2 de altura; y los barcos franceses, Foudre y Odet.
Zafarrancho de combate sobre el Buyarifen
El 20 de diciembre de 1957 en aguas del África occidental española, en la flota se tocaba zafarrancho de combate sobre las 06:50 y 07:32. El Canarias disponía a que sus potentes cañones bombardearan sobre el enemigo con su potente fuego.
A las 07:32 horas, el Canarias se disponía a que sus potentes cañones lanzaran su fuego sobre el enemigo. Entre las 07:45 y las 08:05 se realizaron 14 salvas con la batería de 120 mm, sobre la ladera W del Buyarifen. Más tarde, de 09:00 a 09:30 se hicieron 44 salvas con la misma batería sobre la cumbre de dicho monte. De nuevo, a las 10:05 y 10:10 horas, se realizaron 7 sal-vas sobre el Buy May Yod con la batería de 120 mm, con el fin de apoyar a las columnas del Ejército de Tierra. Durante todo este tiempo el buque se mantuvo parado, solamente maniobrando con las máquinas para tener los objetivos dentro del factor de máxima ofensa, a las 17:50 se tocó retirada.
A las 17:46 del 22 de diciembre de 1957 en el crucero Canarias se toca zafarrancho de combate, iniciando 19 salvas con la batería de 120 mm y cuatro salvas con la de 203.2 mm sobre el cruce de la carretera entre Sidi Senan y Biugta. A las 18:26 se toca retirada del zafarrancho de combate y servicio de mar.
La flota, compuesta por los buques antes citados, realizó una extraordinaria labor, tanto de ayuda y protección a las columnas del Ejército de Tierra con su potente artillería, así como con el gran esfuerzo de sus dotaciones aprovisionando toda la flota tanto en Ifni como en el Sahara, teniendo en cuenta el gran problema de la logística, como se demostró que transportaron desde ladrillos, leña para las cocinas, combustible, armamento, municiones, medicamentos y diverso material sanitario y fueron los brazos, el sudor y hasta las lágrimas de las brigadas de Marinería, quienes con agua hasta las rodillas descargaron las miles y miles de toneladas. Estos valientes y heroicos marineros fueron quienes, en una labor silenciosa y desgraciadamente olvidada, junto con el resto de las fuerzas de Tierra y Aire, consiguiesen la victoria.
Fue la Armada la que transportó miles de toneladas de víveres, municiones y diversa mercancía, así como se encargó del traslado de tropas
El periodista Ramiro Santamaría, que cubrió toda la información durante la campaña sobre el teatro de operaciones, afirma esto: “uno de los actos más emotivos fue el que se celebró en Las Palmas, donde el almirante Abarzuza, a bordo del Canarias, reunió a todos los jefes y oficiales de la flota y de la base naval, donde les expresó su felicitación por el comportamiento, disciplina y espíritu de servicio”.
Posteriormente, el Canarias atracaba en el puerto de Santa Cruz de Tenerife, con un apoteósico recibimiento, donde una multitud aplaudía a dicho buque, junto con una tuna universitaria de La Laguna que daba la bienvenida a dichos marineros, subiendo al buque a continuación, fundiéndose en un abrazo con la marinería. También emocionados, el capitán general de Canarias, José María López Valencia y el ministro de Marina, el almirante Abarzuza, se fundían en un abrazo.