“¡Hola Emilia! ¿Qué tal estás? Soy Pablo y tengo 13 años”. Así le responde Pablo a Emilia con una carta. Una misiva que hoy en día ha perdido su esencia, su dedicación en poner una mejor letra y adornarla con detalles que lleguen al corazón de la otra persona. La carta escrita a mano es una magia casi desaparecida, pero para el que la recibe supone toda una ilusión. Así lo entienden los residentes de la Casa Familiar Nuestra Señora de los Ángeles, de Hermanos Franciscanos de Cruz Blanca en Ceuta.
La iniciativa ‘Adopta un abuelo’ les ha puesto en contacto con los jóvenes pertenecientes al grupo Juventudes Marianas Vicencianas de Ceuta, concretamente de las Parroquias del Valle y Santa Beatriz. Una actividad que puso en marcha Cruz Blanca para establecer una relación epistolar entre los estudiantes y los integrantes de la tercera edad.
Con el objetivo de que todos los abuelos se sientan acompañados en estas fechas, la Fundación pidió a unos y otros que dejaran fluir su inspiración para participar con una emotiva dedicatoria. Que se sientan escuchados, acompañados y queridos mientras que los ‘nietos adoptivos’ aprenden valores y experiencias de vida y un buzón que rebose de emociones con cada carta redactada a mano, esa es la intención. Y las caras de los residentes de Cruz Blanca demuestran la ilusión y alegría que les ha producido que sus misivas tuvieran respuesta.
La correspondencia empezó por iniciativa de los mayores a los más pequeños, que les han respondido con cartas llenas de corazones y dibujos que alegran la vida a estos residentes. Unas primeras cartas que han servido para presentarse y conocerse mucho mejor tanto ‘abuelos adoptados’ como los más jóvenes y que sin duda se convertirá en algo que estos últimos no olvidarán ni borrarán a lo largo de su vida.
Estas acciones se enmarcan dentro del programa intergeneracional digitalizado ‘Porque Fuimos lo que Sois’ que la Fundación Cruz Blanca está llevando a cabo gracias también a la Consejería de Servicios Sociales.