Hubo un tiempo donde las puertas del PSOE estaban cerradas para quienes quisieran entrar. Por ello, hay que reconocerle a Manuel Hernández que abriera de par en par las puertas de la sede de Daoiz para que quienes quisieran militar en esta formación política lo hicieran, aunque ahora a algunos les quieran acusar de que eran votantes del PP, como si el voto no fuera secreto en este país. Han pasado dos años, se ha duplicado el número de militancia en una formación política que no podía seguir muriendo en Ceuta, porque forma parte de un proyecto a nivel nacional que es necesario para esta ciudad. Hernández en estos dos años ha cometido aciertos y errores como cualquier gestor de una obra humana, pero ha dado la cara, nunca se ha escondido. Incluso, se ha jugado su futuro político en una batalla que parecía incierta de apoyo a Pedro Sánchez y ha ganado. Se ha cerrado el plazo de presentación de candidaturas para la Secretaría General en Ceuta y es el único. A quienes tiene enfrente alegan que no comparten este juego. Ellos sabrán a que se refieren. Lo cierto es que los resultados están ahí. Si alguien quería dar la batalla lo tenía muy fácil, porque lo demás es esconderse.
Hernández tendrá por delante menos de dos años para que el PSOE se presente, de verdad, como una alternativa a los populares en Ceuta. Hay quienes piensan que lo pueden lograr. Por trabajo no quedará, otra cosa serán luego las urnas.