He escrito en alguna ocasión sobre la maldad y la afición de algunas personas a difundir noticias falsas, algo tan habitual que ya tiene su propio término ‘fake news’. Divulgar noticias falsas para provocar un estado de opinión sobre personas o colectivos con un interés espurio que provoca en las personas, sociedad y colectivos un importante perjuicio.
Las falsedades las esputan desde perfiles falsos para ocultar su identidad, pero otros perversos ciudadanos se hacen eco de fake news sin importarles mucho la veracidad o no de la noticia, refugiándose en la coartada de ser simples transmisores de una información que saben que es falsa. En alguna ocasión me he dirigido a conocidos para decirle que esa información no es cierta; respondiéndome me da igual. Le da igual porque lo que les interesa es esputar veneno en las redes y grupos de whatsApp. Lo importante para ellos es sacar a pasear sus perjuicios y maldades.
Tratan de crear inseguridad ciudadana y muchas veces lo consiguen, como ocurrió con bulos sobre el COVID-19; otras veces sobre agresiones salvajes y, otras muchas, lanzando calumnias e infamias contra personas públicas. Viven de la mentira y de las pocas ganas de los ciudadanos en conocer si la información es cierta o no. Esa apatía en conocer la certeza o no de las informaciones les da vida a estos vividores de la infamia, además tienen un denominador común: la mayoría cuestionan la democracia.
“Lamentamos que la primera condena de 15 meses de cárcel por este tipo de delitos tenga como protagonista a un guardia civil. Un funcionario público que atribuía a un menor inmigrante no acompañado una agresión brutal a una mujer cuando los hechos ocurrieron en China”
Son adictos en cuestionar la libertad de prensa y utilizan siempre una coletilla para colar sus falsedades: “Esta noticia no la verá en los medios de comunicación”. Una coletilla que les da resultado por las miles de veces que son reenviados sus mensajes o visitados sus perfiles. No les faltan ciudadanos dispuestos a consumir esta pornográfica información. Tenga la certeza absoluta, si recibe un mensaje con esta coletilla, de que en un 99% de las ocasiones es una falsedad de los generadores de odio, porque los medios de comunicación no ocultan jamás estas informaciones.
Lamentamos que la primera condena de 15 meses de cárcel por este tipo de delitos tenga como protagonista a un guardia civil. Un funcionario público que atribuía a un menor inmigrante no acompañado una agresión brutal a una mujer cuando los hechos habían ocurrido en China. Una conducta que deja perplejo a cualquier ciudadano decente que, como no puede ser de otra manera, espera de un funcionario público una conducta ejemplar, porque además tenemos la obligación legal y moral de defender y promover los valores de la Constitución Española. Una doble mala noticia para los que respetamos y queremos a la Guardia Civil.
Sin embargo, esta mala noticia tiene también su parte positiva, porque esta sentencia pionera marca el camino a estos farsantes. Esta sí es una noticia cierta y una buena noticia.