La falta de liderazgo político es un mal endémico que asola a la Unión Europea. Por un lado, la izquierda con su perenne barahúnda entre caudillaje y liderazgo político. Nadie espera un nuevo líder político en la siniestra, sino a un absolutista novedoso, a una renovada imagen del totalitarismo para capitanear al paradigma de miserias.
Por otro, la derecha meliflua y acomplejada se dejó amedrentar por grupos de presión ultraizquierdistas. Ha ido dejando caer al vacío del olvido sus verdaderos pilares ideológicos, adoptando otros más acordes con los tiempos, con lo políticamente correcto. Ahora resulta difícil distinguir el origen de las ideas. Como botón de muestra, los mensajes de condolencia que enviaron Mariano Rajoy, Pedro Sánchez y Pablo Iglesia tras el último atentado en Londres, prácticamente calcados, certidumbre del vacío ideológico, carencia de soluciones, y escasa determinación a la hora de hacer frente a uno de los grandes problemas que asola al mundo.
No pierdan de vista que cuando uno deja caer sus pilares, es porque el edificio está apuntalado por otros contrafuertes que no se ven. Oscuras razones que, a tenor de lo que evidencian los noticiarios, no son más que la corrupción económica y moral.
El que la Comisión Europea decida pagar al Gobierno sin escrúpulos de Erdogan 3.000 millones de euros, y al mismo tiempo ponga en la línea roja de la sanción a los gobiernos de Polonia, Hungría, Eslovaquia y la República Checa por la gestión de la mal llamada crisis humanitaria de refugiados, es un indicador de en manos de quiénes estamos poniendo nuestro futuro.
El pensamiento europeo, limitado a las elecciones cada 4 años, la falta de sentido de Estado, y de hombres con visión de futuro, evidencia la incapacidad para construir una Europa fuerte y de valores.
Para la Comisión Europea el dinero lo puede todo y es el principal valor - luego nos llevamos las manos a la cabeza cuando estos mismos políticos nos roban impunemente - , esto es una demostración de la falta de liderazgo político, que responde a la miseria humana con velitas, ositos de peluche y dinero de los contribuyentes que van a parar a manos de dictadores.
Para esta Comisión, el dinero puede comprar a Turquía para que alienice los derechos humanos, y creen que el mismo dinero puede torcer la firme voluntad de Polonia, Hungría, Eslovaquia y la República Checa de no ser invadidos por culturas que prefieren no integrarse ni asumir unos valores básicos donde son acogidos con generosidad.
La falta de liderazgo moral hace ver la crisis de refugiados como un asunto eminentemente humanitario, y al terrorismo islámico como un malentendido, cuando la realidad evidencia que es un asunto netamente policial y militar, en el que se hace perentorio la discriminación y diferenciación entre víctimas y verdugos, y la protección de poblaciones.
Esa misma falta de conducción política es la que ni puede ni quiere ver que los valores que buscan prevalecer en la UE son los de la libertad y democracia, y no la Sharia que, por ahora tiene ganado el combate por incomparecencia del contrario.