Ha ocurrido en Castillejos, cerca del hotel La Corniche. Una embarcación ha llegado hasta la playa, la tarde de este viernes, para cargar a jóvenes marroquíes. Según testigos, estaba ocupada por dos personas que habían partido de Ceuta.
Ante la mirada de los presentes, algunos de los que estaban en el lugar, al ver la embarcación, se arrojaron al agua para llegar hasta ella, subirse y participar de una expedición clandestina a la Península o hacia Ceuta. Seis lo consiguieron.
Un agente marroquí que estaba en el arenal informó sobre lo que estaba sucediendo, evitando a la carrera que otros jóvenes se arrojaran al agua. Todo ha sido grabado por quienes veían la escena desde tierra. Al grito de ‘¡corre, corre!’, se producían los intentos de embarque.
Incursiones que no son aisladas
No es una acción aislada, al contrario. Las incursiones de pilotos de embarcaciones en las playas del vecino país son constantes, con el objetivo de hacer negocio a costa del tráfico de personas. Esta misma semana de hecho se han producido varios robos en el puerto deportivo de semirrígidas o recreativas que iban a usarse para el pase de inmigrantes.
Y esto sigue ocurriendo finalizado ya un verano en el que la presión constante en el mar ejercida por las motos de agua ha derivado en episodios muy críticos, con graves accidentes tanto de los propios pilotos como de inmigrantes en el transcurso de pases arriesgados.
Falta de recursos ante un negocio redondo
La propia Guardia Civil denunció la falta de medios ante el constante acoso de estas embarcaciones, como parte de un negocio que mueve mucho dinero.
Tanto las fuerzas de seguridad españolas como las marroquíes terminan viéndose superadas por la presión de unas expediciones que se nutren de las aspiraciones de muchos jóvenes por dejar un país que no ofrece salidas.
Las redes dedicadas a este tráfico cobran cantidades que superan los 3.000 euros por facilitar la huida de estas personas de su tierra.