Janine Benyus es bióloga y naturalista americana, además de especialista en biomimética. Una de las preguntas que se hace, que aparece escrita en las paredes de la exposición Bio Inspiración del Parque de las Ciencias de Granada, es ¿cómo podemos convertir el acto de pedir consejo a la naturaleza en una práctica normal de nuestra invención diaria?
Se trata de una importante reflexión, que cobra especial relevancia ante los eventos extremos que estamos viviendo en los últimos tiempos, consecuencia del calentamiento global y el cambio climático. Pero el auténtico y profundo sentido de la misma se comprende mejor después de ver la exposición, que cerrará sus puertas este domingo, 11 de septiembre, para trasladarse durante algún tiempo a otro de los tres museos europeos con los que se ha acordado compartir exposiciones; el Tekniska Museet Stockholm (Suecia), el Techniches Museum Wien (Austria), y el DASA (Alemania), que abordan temas relacionados con la movilidad descarbonizada; el futuro de la alimentación y la Inteligencia Artificial y el Big Data, respectivamente. Una nueva e innovadora forma de trabajar en red, ahorrando costes y esfuerzos, que se ha materializado en un proyecto bautizado con el nombre de ‘Un futuro sostenible. Progreso, innovación y sostenibilidad’.
En un trabajo de investigación que hicimos hace unos años, relacionando el total de emisiones de gases de efecto invernadero con la mortalidad en el mundo, descubrimos algunas situaciones interesantes, al usar la fórmula del índice de impacto ambiental de Ehrlich y Holdren, que descomponían el total de emisiones en tres factores, a saber, el total de población, la relación entre el total de emisiones y el PIB, y la proporción entre el PIB y la población. De esta forma se visualizaba mejor los efectos de estas emisiones.
Así, mientras que el mayor porcentaje del total de emisiones brutas en el mundo (51.000 millones de toneladas) le correspondía a China, con el 28%, al ser el país de mayor población mundial, sin embargo, la India, que era la segunda en población, solo aportaba el 5,6% de emisiones y EEUU de América, el 14,46%, pese a ser la tercera en población. Los porcentajes de emisiones de Indonesia y Brasil, que ocupaban el cuarto y quinto lugar en población mundial, eran mínimas (1,3% y 1,4%). Evidentemente, cuando nos íbamos a la proporción del total de emisiones respecto a su PIB, entendíamos la cuestión, pues los países que más contaminaban, relativamente, eran los menos desarrollados. Y este factor de la fórmula era el que tenía una influencia estadísticamente significativa en el incremento la mortalidad en el mundo.
Y cuando creímos haberlo visto todo, en esta nueva visita descubrimos construcciones biónicas diseñadas con inteligencia artificial: sistemas para recolectar agua del aire
Pero el resultado que más nos sorprendió, al observar los coeficientes por países, fue que los mayores efectos sobre la mortalidad se producían en los países más desarrollados. Es decir, se estaba produciendo una especie de efecto boomerang que devolvía a estos, en forma de incremento de su mortalidad, su mayor contribución bruta a la contaminación mundial.
Relacionando estos resultados con los datos que se dan en estudios más actualizados sobre el reparto del total de emisiones por los sectores en los que se desarrollan las principales actividades económicas en el mundo, como son fabricar (cemento, acero y plástico), que supone el 31% del total de emisiones; consumir energía eléctrica, el 27%; cultivar plantas o criar animales, el 19%; desplazarnos en vehículos, aviones, camiones o cargueros, el 16% y calentarnos o refrigerarnos, el 7%; la pregunta que nos surge es ¿cómo llegar a emisiones cero en dichas actividades? Una de las posibles respuestas está en esta exposición del Parque de las Ciencias de Granada, que nos muestra el camino para hacerlo aprendiendo de la Naturaleza.
En la primera visita que hicimos a la misma, el día de su inauguración, descubrimos que la nanotecnología y la ingeniería biomédica aplican estas técnicas. O que en 1996 se construyó en Zimbabue el primer edificio termorregulado, que se mantenía fresco sin climatización artificial, gracias a una estructura de galerías similares a las de los nidos de las termitas. Pero, también que en el campo de la logística de la distribución de mercancías y los transportes, además de las técnicas estadísticas aplicadas a la industria, como la búsqueda del camino crítico o las de inventarios, muchas de las soluciones encontradas se basan en los trazados de itinerarios de las hormigas en busca de alimentos. También que los ingenieros que diseñaron la estructura de la Torre Eiffel, resolvieron los problemas de reparto de peso basándose en la estructura del fémur, el hueso más resistente de nuestro esqueleto. O que Marc Brunel inventó un sistema para excavar túneles en terrenos inestables inspirándose en los teredos, unos moluscos que comen la madera de los barcos, y de esta forma perforó un túnel bajo el río Támesis en Londres en 1843, que aún está en servicio.
Y cuando creímos haberlo visto todo, en esta nueva visita descubrimos construcciones biónicas diseñadas con inteligencia artificial; sistemas para recolectar agua del aire, que se aplican en desiertos de Sudamérica y de las Islas Canarias; muebles diseñados con restos de redes marinas en desuso; suelos fabricados con nailon reciclado adheridas con pegamentos inspirados en las patas de las salamandras; mecanismos para sombrear fachadas basándose en la técnica que utilizan los lóbulos de las plantas carnívoras; o toldos fabricados con geometría de fractales de la sombra de los árboles, por citar algunos de los ejemplos que más nos impactaron.
Como siempre, el Parque de las Ciencias de Granada sigue sorprendiendo. Y, sobre todo, enseñando a sus visitantes que un mundo mejor y más sostenible es posible. Mis más sinceras felicitaciones a todos los que con su trabajo y esfuerzo diario hacen posible esta maravilla, pese a las dificultades burocráticas que algunos se empeñan en seguir poniéndoles.
Hola, un conocimiento más cercano y sobre el que necesitamos seguir aprendiendo la madre Naturaleza sigui enseñandonos, todo depende del interes que tengamos por ella y el deseo de aprender de quién pocas veces se equivoca. Un fuerte abrazo para ti, para Rosa y para el resto de la tropa. Cuidate