La notoriedad pública que alcanzan determinados sucesos termina demostrando cuáles son los intereses reales de algunas formaciones políticas. Las mismas que ‘venden’ estar interesadas por la seguridad de una tierra de la que se adueñan con descaro, cuando en el fondo solo buscan generar crispación. Es lo que le sucede a Vox, partido al que le molesta que se le recuerde cuáles son sus apreciaciones radicales hasta el punto de negarlas.
En verano de 2021, lesionaban a un menor en la playa de la Ribera. Aquel joven terminó hospitalizado al recibir una grave puñalada. Vox no tardó ni horas en difundir un comunicado en el que exigía saber las identidades de los agresores. Quería conocerlas porque pensaba que así podía ratificar su teoría racista contra los menores inmigrantes, que fueron señalados por asociaciones fantasma y medios de comunicación. La jugada no les salió bien.
Vox cometió el mismo error cuando un policía local de paisano fue agredido en el centro de Ceuta. Emitió otro comunicado exigiendo que se hiciera pública la identidad de los agresores. Buscaban lo que buscaban, pero el odio se les volvió de nuevo en contra y callaron. Siempre lo hacen, cuando sus teorías se desvanecen miran para otro lado. Es lo fácil, también lo cobarde.
Usan el disfraz de la preocupación por la seguridad de los ceutíes a los que dicen defender y representar cuando en el fondo estilan auténticas teorías atentatorias y dirigidas contra determinadas personas, llevándose la palma los inmigrantes, por supuesto.
El pasado fin de semana, un joven subsahariano era atendido en la cuesta de Caballería tras recibir tres disparos en los gemelos. Ha sido uno de los sucesos de mayor impacto por la crueldad adoptada por los agresores y por la indefensión de la propia víctima, que acababa de cruzar a Ceuta.
Vox, en cambio, no nos deleitó con ninguna nota de prensa para instar a las fuerzas de seguridad a desvelar las identidades de los autores de esta agresión. No están de vacaciones ni ‘se les ha pasado’. No. Lo que sucede es que no les interesa ni les preocupa la condición de la víctima ni quieren sorpresas con la identidad de los agresores si finalmente son detenidos.
Estos son los que nos hablaban de “las manadas de individuos que se mueven por las calles hostigando y alterando la paz y tranquilidad” de los ciudadanos exigiendo su arresto. Debe ser que con esto de víctimas y verdugos también hay clases.