A las dos administraciones se les ha complicado la situación. Por competencia, a la Delegación del Gobierno y a la Ciudad Autónoma, por simpatía. Como esos experimentos físicos de los vasos comunicantes. Las dos administraciones han fiado la solución de la frontera del Tarajal y demás situaciones adyacentes a varios años vista: es decir cuando se logre la reforma de la N-352, en sus dos fases o la construcción del nuevo edificio fronterizo que conllevará un mayor número de carriles, junto con la promesa del Ministerio del Interior de contar con más agentes de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, de manera prioritaria, cuando haya promociones que salgan de las respectivas academias. Pero resulta que les llevamos advirtiendo desde hace mucho tiempo que Ceuta no puede esperar, que la situación está llevando a esta ciudad a que el agua le llegue al cuello, que Marruecos también complica la situación con esas exigencias absurdas incluso cuando no hay porteadores…La población ceutí ya se está movilizando. Con la llegada del primer ministro en esta legislatura, el de Justicia, le quieren hacer entrega de un memorándum. Tienen razón cuando dicen que si el Gobierno quisiera, la situación se arreglaba en menos que canta un gallo. No para tanto, pero si en escaso tiempo. Volvemos a decir que es un problema de voluntad política. No se trata de seguir dando palos a unos y otros, sino que se tomen en serio lo que está pasando. Que no porque ocurra todos los días digamos que no tiene solución.