Destrozado, ya sin cristales, con las ruedas reventadas y sin prácticamente asientos. Así, desde hace tiempo, ‘luce’ un vehículo en plena calle del Brull, en Ceuta, reconvertido en particular coche cama y cobijo de menores y adultos que sortean la intemperie hallando en este hueco un lugar donde dormir. Los vecinos han advertido de su presencia, llamando la atención sobre la peligrosidad que presenta el vehículo en cuestión por el riesgo de incendio. Del abandono inicial se pasó a su destrucción y, actualmente, se ha convertido en un esqueleto a cuatro ruedas que alberga restos de todo tipo: lo que era una sillita de bebé, objetos que dejaron sus responsables y todo tipo de papeles. Esta es la realidad que afecta a muchos vehículos abandonados en Ceuta. Se sigue un protocolo poco efectivo por los lentos trámites previos a la retirada, tanto que terminan quedando en la calle, siendo objeto de quemas indiscriminadas o destrozos, amén de convertirse en particulares ubicaciones patera para quienes siguen viviendo en la calle, convirtiéndose en los invisibles de un sistema carente, por ejemplo, de albergues sociales.
Dentro de este coche acostumbran a dormir menores. Lleno de basura, se convierte en el peor de los lugares para un niño. Esta semana, en su interior se cobijaba de la lluvia una pareja. Ajenos a la vida exterior, los adolescentes intentaban hallar calor y protección en un coche abandonado marcado por el mal olor y la dejación en su máxima expresión.
Un ejemplo más de escenas que se producen en Ceuta, en los barrios o en pleno centro de la ciudad de los niños que no están en los recursos habilitados por el área de menores. Con la Semana Santa y las procesiones -este punto es tránsito del Valle- se espera se agilice el traslado de este particular coche cama, pero no del problema que seguirá en otros puntos de la ciudad.