Tres años después, cientos de feligreses han vuelto a congregarse en la catedral de Ceuta tras recibir la bendición de Palmas y Ramos en la Plaza de África.
Todo ha comenzado alrededor de las 12:30, cuando los fieles han acudido al centro de la plaza, donde el obispo de Ceuta y Cádiz, Rafael Zornoza Boy, ha oficiado la tradicional bendición sobre las palmas y ramas de olivo portadas por los devotos. Esa ha sido una novedad este año, ya que, debido a las restricciones impuestas por la pandemia, además, las ramas se encontraban en el centro de la plaza, y no dentro del santuario, para que cada uno cogiera las que necesitara.
Una vez allí, el obispo ha resaltado que, igual que cuando Jesús fue acompañado a su entrada en Jerusalén, era el día para que todos los ciudadanos caminaran con él y así “tener parte de su resurrección”.
Posteriormente, se ha procedido a la celebración de la liturgia, también a cargo del obispo, en la catedral. Allí dentro, se han leído textos del Libro de Isaías y de la Carta del Apóstol San Pablo a los filipenses. Después, ha llegado el momento de la lectura del Evangelio, que, en esta ocasión, ha abarcado todo lo relacionado con la Pasión de Jesucristo contenido en el Evangelio según San Lucas.
Entonces, ha entrado en juego toda la historia del monte de los Olivos y la traición de Judas mediante un beso al Mesías. También se han comentado las tres negaciones de San Pedro. Se ha hablado igualmente de la cobardía de Poncio Pilatos al aceptar crucificar a Jesús ante las peticiones del pueblo pese a que no reconocía en Él una falta que mereciera tamaño castigo. Es entonces, una vez en la cruz, cuando Jesús pronuncia algunas de sus frases más célebres, como “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” y “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”. La lectura ha terminado en el momento en que José de Arimatea recoge el cuerpo de Jesucristo, lo envuelve en una túnica y procede a darle sepultura.
Al respecto, en su sermón, el obispo ha recordado que, pese a no haber hecho nada malo, Jesús aceptó su destino por medio de “un amor imbatible”. Como dijo San Pablo: “Me amó y se entregó por mí”.
Zornoza Boy ha comentado que la cuaresma entronca con las “tentaciones” de Jesús en el desierto y ha elogiado cómo las vence en el huerto de Jetsemaní, por lo que da al mundo “una lección”. Con la aceptación de su crucifixión, ha asegurado, “Cristo nos enseñó a sufrir y a hacer la voluntad de Dios, aunque a veces resulte incomprensible”. Ello sucedió así pese a todos los gritos y las chanzas de la gente que lo conminaba a liberarse de la cruz, pues, si verdaderamente era el Hijo de Dios, todo para Él era posible.
Sin embargo, ha añadido el obispo, “Cristo venció el combate de la cruz y arrebató a Satanás, de esta forma, su poder sobre el mundo”. En este sentido, Zornoza Boy ha recalcado que los cristianos están “llamados a mirar cada día la cruz y seguir a Cristo en ella”. En este sentido, el obispo ha indicado a los feligreses que este domingo se llevan las palmas y los olivos a casa, pero que estas “no son un amuleto, sino un recordatorio para reconocer a Jesús todos los días”. En este sentido, ante una catedral llena, Zornoza Boy ha subyarado que “Cristo es el primer mártir de la historia y el único que lleva a la gloria”. “Ojalá sea así para vosotros”, ha concluido.