La madrugada del 15 de febrero de este año, la Policía Nacional y la seguridad privada del CETI tuvieron que enfrentarse a un suceso complicado. Un argelino se había subido a uno de los techos del Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes de Ceuta amenazando a los presentes y advirtiendo de que podría llegar a tirarse, todo ello después de causar destrozos en esta infraestructura. Se trataba de un acogido que ya había sido condenado previamente, en sentencia firme, por amenazas y que esa madrugada provocó un grave altercado en las instalaciones ubicadas en el Jaral.
Tras la suspensión previa del juicio que se señaló en febrero para solicitar un informe del médico forense con el fin de evaluar su estado, la magistrada del Juzgado de lo Penal número 1 ha dictado este martes sentencia condenatoria después de que el llamado A.M. haya reconocido los hechos, aceptando su responsabilidad en un delito de daños, otro de amenazas y un tercero de atentado.
Por el delito de daños ha aceptado una pena de 6 meses de prisión y otra de multa de 6 meses con una cuota diaria de 5 euros; por el de amenazas se le ha impuesto una pena de 4 meses y 15 días de cárcel y por el de atentado otros 12 meses más a lo que se añade el abono de 1.932 euros en concepto de responsabilidad civil. Se ha aplicado una atenuante analógica muy cualificada de embriaguez al quedar probado que el ahora condenado estuvo afectado por el consumo de bebidas alcohólicas en su actuación.
Debe cumplir la pena debido al historial delictivo que presenta
A.M. deberá cumplir la pena debido a que no se ha admitido su suspensión al tenerse en cuenta el amplio historial delictivo que presenta. Aquella madrugada demostró que su actitud, afectada por el consumo de alcohol, era descontrolada. Con ánimo de atentar contra la propiedad ajena, comenzó a golpear el mobiliario del centro, arrancó una de las puertas de las habitaciones así como la valla de control de acceso al centro. Los vigilantes tuvieron que intervenir, llamando después a la Policía Nacional debido a que A.M. les esgrimió un cúter con el que hizo ademán de clavárselo a uno de los vigilantes. Gracias a la pericia de estos trabajadores lograron arrebatárselo.
Pero ahí no terminó la cosa, después subió al tejado del CETI diciendo que se arrojaría al vacío. Al intervenir la Policía, les arrojó trozos de la cornisa y les esgrimió un cuchillo hasta que pudieron reducirlo. Desde el día de los hechos se encontraba en prisión preventiva y es ahora cuando recibe la condena que es firme al ser fruto de una conformidad entre las partes.