Los vis a vis, suspendidos en la prisión de Ceuta tras el aumento de casos de covid, se convirtieron en una de las vías de más difícil control usada por familias de presos para la introducción de droga en pequeñas cantidades. Su anulación por motivos sanitarios derivó en el aumento de vuelos de drones con ánimo de colar esta mercancía además de teléfonos móviles, teniendo unos destinatarios concretos. La fórmula matemática ha sido perfecta: a menos vis a vis, más narcodrones; a menos goteo de entradas físicas en prisión ocultando droga, más intentos de hacerla llegar por vías alternativas sobrevolando el cielo de Piniers, evitando la inhibición de los sistemas de control de la Benemérita y el celo de los funcionarios.
Con la vuelta del vis a vis, la de Mendizábal dejará de ser una zona atractiva para los narcos, pasando a filtrar la mercancía a través de familiares que ejercen de ‘mulas’ lo que prevé una reducción en los viajes aéreos que ya han superado la veintena desde que se ‘pusieron de moda’ ante el cierre de la frontera del Tarajal. Detectar el hachís cuando se traslada en el interior de la vagina o en el ano se convierte en tarea complicada. De uno que se intercepta, pueden pasar muchos más. Se trata de un modo de traslado constante para el que los controles resultan poco exitosos, dejando en manos de los registros de celdas el hallazgo de estas sustancias para su posterior destrucción. Lo mismo sucede con teléfonos móviles de reducido tamaño.
"Ha habido más decomisos de móviles en cárceles con presos por narcotráfico”
El sindicato Acaip denunciaba hace solo unos días el constante flujo de entrada de estos dispositivos en todas las prisiones, decomisándose en mayor cantidad en las cárceles donde hay más presos por causas vinculadas al tráfico de drogas y al blanqueo. Dirigir el negocio desde la celda se consigue mediante uno de esos aparatos.
En el caso de Ceuta, en los últimos cinco años han sido intervenidos 249 celulares: 40 en 2017, 30 en 2018, 86 en 2019, 65 en 2022 y 28 el año pasado. Así reza en la estadística publicada por el sindicato, que se nutre de datos facilitados por el propio ministerio. Los controles y registros aleatorios buscan el factor sorpresa en el veto a ese tráfico de mercancía, como también lo pretenden los cambios de ubicación para no situar a presos considerados más sensibles a este tipo de tráfico en unas zonas muy concretas, por ejemplo las orientadas hacia la barriada del Príncipe.
"La vuelta de los vis a vis se traducirá en un menor uso de los narcodrones"
Quienes tienen todo el tiempo de condena para idear la forma de introducir sustancias en la cárcel echan mano de fórmulas, cada cual más imaginativa, para garantizar el suministro de droga y del único canal de comunicación permanente posible con el exterior -los teléfonos- para seguir manteniendo contactos que permitan perpetuar el negocio aun estando privado de libertad.
La lucha de los funcionarios por detectarlos se convierte en la única traba que existe para frenar este negocio paralelo.