Uno puede jugar con las estadísticas para intentar llevarlas a su terreno y además pretender salir victorioso. Lo que pasa es que los juegos con trampa se pillan con facilidad y el mentiroso queda en evidencia. Es lo que le pasa a Vox, a quien le encanta manipular la realidad para acomodarla a su antojo y así, si hay que insistir en que la verdad es la suya pues insisten. Sucede con la criminalidad: estamos peor que nunca, dicen. Y como ese 'peor que nunca' coincide con la entrada de marroquíes, pues la jugada -falsa- les sale perfecta. Aumenta la criminalidad, han entrado miles de marroquíes y menores... ¡bingo!, la manipulación se ofrece en bandeja de plata.
Para que la mentira pase mejor usan los tantos por ciento relativos a los delitos que han aumentado, haciendo que lo puntual sea general. Así, el hecho de decir que ha aumentado una serie de prácticas delincuenciales viene a justificar el global, aunque sea falso.
No hay más que ir a las estadísticas del Ministerio de Interior para comprobar cuál es el balance de criminalidad y en qué posición se encuentra Ceuta. Esa es la verdad porque se obtiene a partir de los datos que aportan las fuerzas de seguridad que cuando han sido malos han reflejado una crisis. No se trata de dar a conocer lo que a uno le interesa porque así viene a justificar el discurso que uno quiere promover; se trata de dar a conocer la realidad nos guste o no, nos convenga o no, nos tumbe nuestro discurso o no.
Fomentar mentiras para ajustar la realidad a lo que queremos y para provocar incendios porque les venga bien a unos debería chocar con el espíritu originario de aquello que llamaban política y que ahora no se sabe siquiera lo que es.