El Atlético Zabal se ha especializado en salvaciones agónicas. Ayer volvió a concluir con éxito otro tránsito por el alambre al lograr la permanencia en la Liga Nacional un éxito cuyo calibre es perfectamente comparable al de un ascenso, no sólo por lo complicado que era eludir la condena masiva establecida esta temporada por la Federación, sino por lo que hubiese supuesto para la institución que su equipo nodriza no hubiese eludido la catástrofe deportiva.
La primera mitad fue propia de un partido en el que los dos conjuntos que juegan con la soga al cuello. Prevalecían la precipitación y la improvisación, salpicados con los detalles del local Dani y del visitante Chakir –que pese a jugar mermado dejó impronta de futbolista de futuro-.
Los ceutíes amagaron en dos jugadas a balón parado en el 21’ y el 22’ y a partir de ahí el Zabal se fue soltando y disfrutó de hasta tres oportunidades claras para adelantarse. Las dos más evidente llegaron en los compases finales. Dani malogró un mano a mano tirando ‘al muñeco’ y a la salida de ese córner Mena cabeceó, pero Julio realizó una magnífica intervención.
El segundo fue distinto y en el minuto 60, el algecireño José Luis se acomodaba el balón en la frontal y hacía el uno-cero. Era el principio del fin para el Ramón y Cajal, que quedó en estado de K.O. técnico y que tres minutos después veía como el ariete local conseguía su segunda diana, tras remachar un primer disparo que Julio había conseguido interceptarle.
El Zabal jugaba a favor de obra y el partido quedó en punto muerto. En el 81 llegó el tres-cero, de manera que el tanto visitante, en un justo penalti transformado por Chakir, no fue más que una anécdota.