Vivimos tiempos convulsos, qué duda cabe. Pese a los espectaculares anuncios de ofertas públicas de empleo históricas, la realidad es obstinada. Y conforme más nos alejamos de los centros de poder, más obstinada aún. Es lo que ocurre en nuestro Campus universitario. Hace pocos días nos llegaba el anuncio de nuestro Plan Propio de Investigación. Tiene tres acciones. Una destinada a dar becas para la captación de talento, para alumnos de grado y máster. Serán 3.000 euros, para 10 becas de 300 euros. Otra segunda acción para desarrollo de proyectos de investigación por importe de 4.500 euros. Si el número de participantes fuera como en el anterior Plan Propio (dotado con 35.000 euros), apenas supondría 500 euros para cada investigador principal. La tercera acción es de apoyo a acciones específicas de investigación (traducción de artículos, participación en congresos, formación y organización de jornadas de investigación). El montante total asciende a 2.500 euros. Un dato. Sólo participar en un congreso internacional puede costar más de lo que se destina para todo el profesorado del Campus. Llamar a esto Plan Propio de Investigación parece una broma de mal gusto. Pero la cosa no queda aquí. También nos comunicaban a algunos profesores la decisión del Vicerrectorado de Docencia de suprimir alguna asignatura optativa para los estudiantes del Grado en Ciencias Empresariales, pese a nuestra protesta por escrito. Como todos sabemos, la optatividad es esencial en una concepción moderna de las titulaciones universitarias, pues es la forma que tienen los estudiantes de diseñar el currículo conforme a sus intereses y necesidades. Incluso hay universidades de mucho prestigio que ya ni siquiera dan títulos. La asignatura que pretenden suprimir es la dedicada a la Gestión de la Calidad Empresarial, que es esencial hoy día en un mundo globalizado y altamente competitivo. No es que le falten alumnos, pues está por encima del número que se estimaba como mínimo para Ceuta y Melilla. Es que a uno de sus profesores se le aplicará en el próximo curso una descarga docente por cumplir los 60 años y no quieren ampliarle el contrato a la profesora que podría hacerse cargo de la asignatura, que malvive en nuestra ciudad con apenas 1000 euros (y luego quieren que se queden con nosotros). Toda una proeza en gestión eficiente de recursos. Y un peligroso agravio con otros departamentos, a los que se les conceden generosos contratos a tiempo completo, pese a tener una carga docente muy por debajo de los estándares mínimos establecidos. El grave perjuicio a los estudiantes de Ceuta, que se verán privados de la enseñanza de una materia crucial en los tiempos que corren, parece que importa poco. No me consta protesta alguna del Decano de nuestra Facultad, ni del Director del Departamento. Bueno, el Decano dio traslado del informe del profesor de la asignatura desaconsejando la medida. En el próximo Consejo de Gobierno se aprobará, con toda probabilidad, la oferta pública de empleo para profesorado de la Universidad de Granada que ha sido “negociada”, con la representación del mismo. Van a ser 49 profesores titulares de universidad y 49 catedráticos. La lista de espera de profesores acreditados, que no pueden acceder a las plazas que, según lo establecido en el Convenio Colectivo de las Universidades Andaluzas, les corresponde, asciende a 350, y continúa creciendo. En estas negociaciones, si se puede llamar así a reuniones en las que se dan unas cifras inamovibles, y previamente anunciadas a bombo y platillo, los representantes de Ceuta y Melilla hicimos unas propuestas razonables para nuestros Campus, que buscaban paliar la situación de los mismos. Por un lado se pidió que se fijase un máximo de asignaturas a impartir por cada profesor, para evitar que la acumulación de créditos a consecuencia de la falta de sexenios de investigación, tuviese unas consecuencias perversas en estas Ciudades, a consecuencia de la inexistencia de dobles grupos. Por otro lado, se pidió un plan especial de estabilización del profesorado de estas ciudades, que hiciese atractiva la estancia en las mismas, por un lado, y que paliara la situación de algunas titulaciones, que están siendo atendidas mayoritariamente por profesores asociados. A la primera cuestión se nos indicó que se estudiaría para el próximo curso. Pero se advirtió que todo estaba condicionado a las restricciones presupuestarias. Es decir, que no se hará nada. A la segunda petición, que se apoyaba en el hecho de que tenemos financiación directa del presupuesto estatal, se nos contestó que estas cosas no dependían de ellos, sino del Gobierno central. Evidente. Pero esto no supone que no se pueda hacer un grupo de trabajo de todas las partes interesadas para intentarlo. En resumen. Sigue resultando muy atractivo el anuncio de que la Universidad de Granada es la única universidad europea con Campus en dos continentes, pero a la hora de la verdad, en un plazo de unos meses se han ido de nuestro Campus, de una u otra forma, más de 10 profesores con magníficos currículos. Es decir, mientras que las fuerzas políticas locales no cojan el toro por los cuernos y se sienten con la rectora y el gobierno central a negociar un plan específico para nuestros Campus, la situación se irá deteriorando cada vez más. Otra forma de dejarnos morir como ciudad, sin que lo parezca.