El Gobierno central ha reconocido que “Ceuta presenta uno de los porcentajes más altos de población en riesgo de situarse dentro del umbral de la pobreza” porque “las características de las familias, con ingresos muy bajos debido a empleos muy poco cualificados de los progenitores, su bajo nivel de estudios y la carencia en los menores de circunstancias adecuadas para dedicarse al estudio en el ámbito familiar, hacen que en muchos casos supongan una causa en el fracaso escolar de los alumnos, que los lleva a su abandono con el intento de acceder al mercado laboral”.
En su respuesta a una pregunta por escrito de la senadora Yolanda Merelo, el Ejecutivo de Pedro Sánchez ha indicado que “existe una relación entre el fracaso escolar y su abandono debido al origen de las familias, su contexto, el estatus socioeconómico, la relación existente entre alumno con el centro escolar o la adaptación que tenga al mismo y al entorno educativo”.
“Todos estos factores se ven agravados por la situación de Ceuta como ciudad fronteriza, que condiciona el perfil del alumnado en sus centros”. A pesar de todos estos condicionantes, la ciudad autónoma es el territorio español que más ha reducido su abandono escolar temprano desde el año 2010, desde cuando ha caído 20,3 puntos porcentuales.
Según la Encuesta de Población Activa (EPA) cuyos datos conocíamos al inicio del año, Ceuta continuaba liderando las estadísticas de abandono educativo temprano, pese a mejorar los datos del pasado año y solo es superada por Melilla. Nuestra ciudad registraba un 22,8% a finales del pasado año 2020, por el 25,5% de la ciudad hermana, que es un dato inferior al que había en 2019, cuando el porcentaje del 24,7%. En base a esta estadística, se ha mejorado en casi dos puntos de un año a otro, pero Ceuta sigue estando a la cabeza de personas de 18 a 24 años que no había completado la segunda etapa de Educación Secundaria (FP de Grado Medio, Básica o Bachillerato) y no seguía ningún tipo de formación.