El nombre de Marwán sigue adquiriendo cada vez más fuerza, aunque su primer disco, ‘Trapecista’, data del 2008. Su quinto álbum, ‘El viejo boxeador’, lo lanzó en 2020. Entre tanto el cantautor Marwán Abu-Tahoun Recio (Madrid, 1979) ha trabajado junto a Rozalén, Ismael Serrano, Nach o Iván Ferreiro y ha cultivado su faceta de poeta. Hijo de una española y un refugiado palestino, ha actuado en escenarios de medio mundo, pero recala por primera vez en Ceuta esta tarde. A las 20 horas presenta en la Biblioteca Ciudad de Ceuta (El Morro) su cuarto poemario: ‘Una mujer en la garganta’.
—¿Por qué después de tanto tiempo un libro de poemas?
—He consagrado mi vida a escribir canciones y a escribir poemas y lo voy alternando. Cada tres años saco un disco y entre medias un libro; justo tocaba ahora. Adelanté mucho el libro durante el confinamiento porque tuve mucho tiempo para leer y escribir y para retocar poemas y así también es como nace un poco este libro.
—¿Los había escrito antes del confinamiento?
—Sí, en el momento en el que termino un libro empiezo el siguiente, estoy continuamente leyendo poesía y escribiendo poemas. No con tanta intensidad como cuando ya va pasando el tiempo.
—¿Cómo ha sido esa selección de poemas?
—Los que más me gustaban, los que sentía más bonitos y que estaban mejor trabajados y estaban terminados. Hay muchos poemas muy bonitos que se han quedado fuera porque no estaban del todo terminados como me gustaría.
—¿Por qué reivindica los amores pasionales en esta obra?
—En el anterior libro me metía un poco con ellos, dando caña a la parte tóxica de estas relaciones. En este, desde un punto de vista más maduro, digo: seguramente no sean sanos en algún momento pero si uno quiere sentir o lo que le gustan son los amores en mayúsculas en cuanto a su intensidad a lo mejor hay que aceptar esas cosas malas y ensalzar lo bueno. Porque tiene mucho de bueno. Algunas de las épocas más felices de mi vida han sido en plenos amores pasionales. Me daban dolores de cabeza pero todo lo contrario también.
—Si ve la pasionalidad de forma diferente ¿en qué punto de su vida se encuentra?
—Ahora mismo estoy en pareja, en una relación tranquila, y con el tiempo veo las cosas buenas de todas las relaciones y las limitaciones de todas. Tengo una perspectiva bastante amplia para poder contarla.
—Ha dicho alguna vez que la fidelidad y la infidelidad están sobrevaloradas. ¿A qué se refiere?
—Esa idea de poder estar con otras personas, que en el fondo te convertiría en un infiel, está sobrevalorada por el hecho de que está un poco prohibido. La fidelidad está muy bien dentro de la pareja porque es necesario para guardar el orden y que funcione. Siento que si una pareja llega a sus pactos y quiere estar con otras personas no es tan grave; no es tan grave que alguien esté alguna vez con otra persona. A mí que me pongan los cuernos, que si no me entero no me importa.
—¿Por qué no le importa?
—Entiendo la debilidad humana.
—Que no se entere es distinto a tener una relación abierta...
—Siempre he pensado que ojos que no ven, corazón que no siente. Si me piden fidelidad, por supuesto, hay que cumplirlo. Pero siempre he sentido que si no me entero no ha pasado.
—Uno de los poemas es Covid-19.
—Es una bronca generacional, de cómo los jóvenes han sido emparedados entre 2008 y esta crisis actual. Hay una crisis económica muy grande que la sufren mucho los jóvenes y una imposibilidad manifiesta de poder emanciparse en muchos casos, y eso me parece una tragedia. También es una forma de echarle la bronca a los jóvenes de a ver si sacan la rebeldía de una vez. Creo bien necesario que salgan a la calle a reclamar sus derechos, que están ausentes.
—De entre los poemas ha elegido ‘Una mujer en la garganta’ para el título. ¿Por qué?
—Porque me resulta evocador principalmente. Escribí un poema al respecto y luego me di cuenta de que había un verso de Galeano muy parecido. Como el libro es muy variado temáticamente me costaba encontrar un título que hablara de todo.
—Dice que se siente apátrida de la lírica y no se reconoce siempre a sí mismo. ¿Influye crecer en una casa con dos culturas distintas?
—Me siento apátrida en el mundo de la poesía porque no sigo ninguna corriente, ninguna regla, pero me hace muy feliz. Me he sentido siempre un apátrida en este mundo porque no siento que encaje mucho, quizá por la parte embrutecida, por lo convulso que es. Creo que no encajar es hablar bien de uno mismo, porque si no encajas bien en un mundo tan alejado de la ternura vas por el buen camino.
—En Ceuta se había organizado una protesta por la situación de los palestinos.
—El tema de lo que Israel le hace a los palestinos, que Gaza es una ratonera humana donde la entrada y salida de alimentos y de bienes básicos está totalmente controlada por Israel, la luz está controlada por Israel, las aguas son envenenadas, y todas las aberraciones que ha hecho el estado israelí contra los palestinos... me afecta muchísimo. La gente habla de un conflicto, pero no es un conflicto, es una ocupación y es un control fronterizo absoluto. Es un machaque sistemático de una nación contra un pueblo.
—¿Influye en su faceta artística?
—Tengo varias canciones y poemas al respecto. Mi madre viene de una posguerra y mi padre de una tierra ocupada y en guerra, siendo un apátrida y sin derechos. Ha hecho que sus formas de ser y sus caracteres se forjen de una manera muy sensible y supongo que he tomado parte de esa sensibilidad. Para mis padres los vulnerables siempre han sido su debilidad. Y a mí también me pasa bastante.