“Los buceadores sois los ojos del mar también. El día a día es muy importante”, espetó Óscar Ocaña —biólogo y director del Museo del Mar— a un grupo formado por nueve integrantes del Centro de Buceo Burbujas. Se lo dijo este miércoles, durante una charla que ofreció en el marco del proyecto de divulgación ambiental de la Autoridad Portuaria de Ceuta.
La mayoría de su público ejerce como instructor de buceo. Por este mismo motivo, son clave para concienciar a la ciudadanía sobre la necesidad de preservar y conservar los océanos, y para la difusión de la ciencia. Los contenidos científicos a veces a la población le resultan ajenos, pero acercarse al mundo submarino también supone un reto a los investigadores ya que “el mar es el gran desconocido”.
El océano alberga “montañas” más altas que el Everest y cada año, señaló Ocaña, se describen entre 1.500 y 2.000 especies marinas.
En la conferencia, que duró casi dos horas, el director del Museo del Mar recordó el valor de las costas caballas. Su ubicación permite que cada bahía, la norte y la sur, tengan sus propias características y la temperatura del agua sea constante. Su biodiversidad es muy alta para tan un tamaño tan reducido.
Ceuta reúne el bosque de gorgonias más diverso del Mediterráneo, con ocho especies distintas en la bahía sur, cerca de la zona del Pineo. La gorgonia —aclaró Óscar Ocaña—, como coral blando, se considera fauna aunque tenga apariencia de especie vegetal. Las corrientes constantes favorecen las colonias.
También destaca el coral anaranjado, un “fósil viviente” con más de 300 millones de años; el biólogo aseguró que se trata de “Patrimonio vivo del Mediterráneo”. Esta especie, añadió, es tan importante cuando vive como cuando muere, momento en que animales carroñeros acuden para alimentarse de sus restos. Junto a los cetáceos y las tortugas que pueblan las costas ceutíes, las variedades de corales convierten la ciudad autónoma en un “punto caliente de biodiversidad”.
“Tener conocimientos es importante, pero sentir el mar, vivirlo, lo es aún más”, manifestó Ocaña. Todo lo que cae al mar, refirió, desaparece de la vista y para muchos es como si no existiera. Por esto mismo los buceadores son importantes; viven el océano. Además, pueden ayudar a los científicos: “Hay que estar en el medio y vosotros nos podéis ayudarnos a ver cosas que nosotros no vamos a ver nunca”.
El biólogo animó al público avisar cuando vean tortugas o detecten especies poco frecuentes. Más cuando Ceuta se enfrenta a una serie de amenazas, entre las que el director del Museo destacó la “presión pesquera constante y furtiva”. No solo por las consecuencias más evidentes. Con los barcos también se dañan las colonias de gorgonias. Sus heridas se infectan y acaban muriendo.
Otro peligro son las aguas fecales. Esto “llena de materia orgánica” las aguas, lo que “elimina muchas especies en detrimento de otras que solo se alimentan de eso”; esto “vulgariza” el mar.
Sobre las algas invasoras, Ocaña explicó que el crecimiento en los últimos años ha sido muy grande, aunque “parece que ha llegado al clímax”. El peligro surge, sobre todo, cuando caen al fondo y no tanto cuando se enreda con los corales: “El alga molesta, pero no provoca heridas”. Cuando se hunden, obstruyen el fondo y se pudren, con lo que se altera la fauna y flora de la zona. Y ahuyenta la pesca.