Es verdaderamente sorprendente el ver como los políticos rechazan con verdadera crudeza, la posibilidad de que pudieran ser juzgados por otros jueces que no hubieran sido los designados por ellos mismos. “Hemos de acabar con el insólito espectáculo de los políticos nombrando a los jueces que pueden juzgar a esos políticos”, dijo una vez un tal Gallardón siendo poco después callado por el tal Rajoy. Este manoseo despreciable que enseguida, nada más llegar al poder, es el primer acto de un periodo de gobierno, es francamente bochornoso. Parecería que llegan vírgenes de corrupción y que la cuestión del nombramiento de magistrados en las los altos tribunales no tendrían que importar al nuevo gobierno, ya que llegan con muchas promesas de regeneración a sus espaldas, pero cuando ven lo que hay en las zahúrdas de los partidos, enseguida cambian de parecer y como Delfina ,la abuela de mi amiga Teresa, “mucho prometer hasta meter y después de metido, nada de lo prometido”. Está meridianamente claro que los políticos no quieren ser juzgados por jueces cualesquiera, y no quieren dejar de ser aforados, adiós a la igualdad que tanto pregonan. Se acogen con ahínco, con verdadero furor a sus privilegios y no los sueltan. Este aspecto, que de por si es grave, se une al inmenso poder que acumula un gobernante si tiene a los jueces mirando en la dirección que les muestra para dirigir su política. Así, si pacta con terroristas, tiene la seguridad de que ese partido no será ilegalizado, porque los jueces determinantes de ese acto serán los adecuados y elegidos por el gobernante para agachar la cabeza o manchar la toga con el polvo del camino. Eso ha llevado a este gobierno a pactar con los partidos que ha dado un golpe de estado hace solo dos años y consiguiendo que sus autores en poco tiempo estén en la calle, participando en las campañas electorales de sus partidos, habiendo sido condenados por sedición. Por si fuera poco, este gobierno ya está preparando las reformas pertinentes para suavizar el delito de sedición, lo que facultaría para que , todavía con más premura, los golpistas salieran de la cárcel. Y por si quedara algún resquicio, la facultad de conceder la gracia del indulto que pertenece al Rey se la apropia indebidamente el jefe del Gobierno. Para todo este entramado es necesario disponer de jueces y magistrados dóciles y sometidos a la dulzura empalagosa del poder mediante el ascenso a los tronos purpúreos de la Judicatura.
Afortunadamente sigue existiendo y eficazmente trabajando lo que denomino Justicia activa, que es la justicia ordinaria que emana de los jueces y magistrados que todavía por edad o por otras circunstancias no han llegado a los tribunales superiores, son los jueces que al finalizar su oposición eligen su destino conforme a la puntuación obtenida y posteriormente van ascendiendo y accediendo a los destinos elegidos según su antigüedad y sus méritos. No tengo en cuenta, en ninguna de las categorías, los jueces que acceden por turnos distintos del de la oposición porque me parece una corrupción del sistema. Esta Justicia activa es la que lleva en sus espaldas la gran tarea de que el estado de derecho funcione. Llena también de lacras, pero culpa de las leyes establecidas, como la denominada Ley de Género que discrimina al hombre, en contra de lo establecido en la Constitución penándole de forma más grave que si el mismo acto lo ejecuta una mujer, o la suelta de malhechores reincidentes un día sí y otro también, o la tardanza en desalojar a los ocupantes ilegales de las viviendas, todas ellas lacras que debemos soportar indebidamente a diario.
Llegado a los escalones superiores, con el sistema actual, los magistrados plenos de experiencia y sapiencia y lógicamente con más años, se vuelven acomodaticios con el poder, parece que les luce más los entorchados que la brega. Los políticos se acercan a ellos y les muestran la belleza del valle, ¿todo esto te daré si postrado me adorares? Los políticos eligen a los miembros del Consejo General del Poder Judicial, órgano disciplinario de los jueces y capacitado para el nombramiento de los mismos en las más altas instancias de la magistratura, aquellas que, en su caso al estar aforados deben enjuiciar a los políticos. Es la Justicia pasiva. El magistrado aupado tiene que responder al llamado anterior por el que fue elegido. Yo te elijo, te asciendo y ya me lo pagarás. También por eso los jueces se arremolinan alrededor de los políticos, y a veces lo hacen tanto que no tienen más remedio que nombrarles ministros, con lo que en el viaje de vuelta a la magistratura tienen que arrodillarse ante el político, es de nuevo la Jsticia pasiva, no es rebelión es sedición, y nada de permanecer mucho tiempo en el presidio, salgan todos cuanto antes al baile de la sinvergonzonería.
Otra forma de Justicia pasiva la encuentro en el binomio garantismo- tardanza. Son tantos los pasos que se pueden dar hasta obtener una sentencia definitiva regulada por el exceso de garantías que finalmente cuando llega, carece de los efectos deseados cuando se inició el proceso. La tardanza no es sinónimo de garantía de una sentencia justa. Y ese garantismo ocurre en todos los ámbitos, sea el penal, el civil , administrativo etc. El exceso de garantía por el que todos deberíamos estar agradecidos, si no va acompañado de la agilidad necesaria paralelamente al proceso, es en la mayor parte de las veces un obstáculo. Determinados actos son recurridos solicitando medidas urgentes para limitar la acción del acto recurrido y la mayoría llegan tarde aun aceptando los tribunales posteriormente el recurso y dando la razón a los querellantes. Eso cuando no se mezclan intereses políticos, como es el caso de la Ley del Aborto, recurrida ante el Tribunal Constitucional y que ya lleva 11 años en el cajón de sus señorías, o el del tal Pujol que se declaró en 2014 un redomado evasor fiscal, siete años después ni está ni se le espera ¿Qué tipo de justicia es esta, señores magistrados, no sienten ustedes que no están cumpliendo con su deber, y por el que se les paga , cómo se va a poder creer en la Justicia si son ustedes los primeros que obstaculizan su cumplimiento?
Acaban de soltar a un supuesto malhechor que llevaba casi cuatro años en prisión provisional, el citado tiene datos que pueden perjudicar a tirios y troyanos , la Fiscal del maniquí, amiga del convicto ha pedido su excarcelación y el juez la ha concedido al haber finalizado el periodo legal para la prisión preventiva, pero podría estar otros cuatro u ocho años vertiendo sapos porque tiene datos obscuros de lo más alto de la sociedad. El sujeto tiene 30 causas pendientes y en las cuatro próximas puede ser condenado apenas cercanas a los 100 años ¿Verdaderamente cuatro años no es tiempo más que suficiente para encausar y juzgar a una persona, por las muchas amenazas con que amaga?
Lo que denomino contra Justicia la relaciono con las acciones que toma el poder político tendentes a contrarrestar las acciones efectuadas por los tribunales, por no ser de su agrado. En este ámbito se encuentran sentencias más graves de las previstas o por diferentes preceptos de los incluidos en los respectivo códigos, no esperados por el poder político. En este caso el poder político es capaz de concebir leyes que se aprobarán destinadas , no al interés general nervio de toda ley, sino al particularísimo de un grupo o incluso de una persona. Es la aberración en contra de la justicia. En la actualidad se está promoviendo la reforma del delito de sedición al que han sido condenados los autores del golpe de estado en Cataluña. La cesión de las competencias en materia penitenciaria que , como ha sucedido, ha concedido beneficios a los presos golpistas en Cataluña habiendo participado libremente en las últimas elecciones catalanas, lo que en cualquier otra prisión hubiera sido inconcebible, es otra de las expresiones de la contra Justicia y uno de los motivos distorsionantes de la organización territorial del estado en Autonomías que en lugar de gestionar recursos se dedican a promover una “tribu” diferente que ellos desean llamar “nación”. Los asesinos presos de ETA están siendo acercados al País Vasco, exactamente por los mismos motivos ya que próximamente el gobierno cederá a esa Comunidad la competencia de en materia de prisiones, siendo su artífice , curiosamente un ex buen juez convertido dócil e indignamente en la voz de su amo. Es el precio de la miseria y la corrupción política y judicial, que hay que pagar. El indulto, es otra forma de contra Justicia. Una herramienta que debería ser excepcional, se convierte en usual y arrebatada al Rey que es únicamente, de acuerdo con el 62. i de la CE, quien puede “Ejercer el derecho de gracia con arreglo a la Ley”, pero esa Ley no puede trasladar esa competencia al presidente del Gobierno, que es lo que acostumbra a hacer, claro que con la inexplicable aquiescencia del Rey, que no debería firmar ningún indulto que le fuera impuesto.
En el ámbito europeo, la contra Justicia cristaliza en la no entrega de los fugados y buscados por los tribunales españoles, existiendo una orden de búsqueda emitida por un juez nacional. La democracia española, tan garantista, permitió al expresidente de la Generalidad de Cataluña, Carlos Puigdemont y dos exconsejeros más , prófugos de la Justicia española, ahora residentes en Bélgica y Reino Unido ,presentarse a elecciones al Parlamento Europeo consiguiendo cada uno un escaño. Ahora el Parlamento Europeo ha votado en contra de la inmunidad de los fugados golpistas españoles, que no servirá de nada si los tribunales belgas rechazan la orden de busca y captura de estos delincuentes, seguramente porque el Duque de Alba era un gran tipo. Anteriormente el tribunal de apelación belga ,en el caso de Puigdemont, dijo que “el Tribunal Supremo español no es el competente para juzgar el caso” y “existe un riesgo de violación de la presunción de inocencia”, ese rechazo de la competencia del Supremo, supone la violación de un derecho de la Unión regulador de la orden europea de detención y entrega como mecanismo de cooperación entre los estados miembros y una quiebra de los principios de reconocimiento mutuo, confianza mutua y cooperación leal que debe regir en el espacio judicial europeo. El juez LLarena ahora quiere presentar ante el TJUE una cuestión pre judicial para que ese tribunal presente criterios estables que aclaren las razones por la que se puede pedir y denegar una euroorden contra los procesados.
Los eurodiputados aunque pierdan la inmunidad seguirán siendo eurodiputados. Las aventuras judiciales por Europa para poder juzgar en España a tamaños golpistas, han sido indignas de los países muy civilizados ellos, donde los delincuentes llevan posando sus tafanarios. Con un sueldo de eurodiputado y mucho más financiados por su cohorte de robaperas, ayudas de cámara y , guardaespaldas incluidos, los golpistas se regodean y conducen al gobierno y a la justicia española más abajo del último peldaño de la cordura y la decencia. Demuestra las grandes carencias de esta Europa que todavía no sabe cuál es el rumbo que ha de tomar, pero si no es capaz de entregar inmediatamente a un delincuente en respeto a la orden de entrega emitida por un juez en España, en base a quimeras jurídicas que deben ser eliminadas en cuanto se es miembro de pleno derecho de la Unión Europea, con todas sus consecuencias, la Unión falla en este primer pilar y como ya está pasando con la política exterior, va camino del desastre, por lo que mejor nos quedamos en una Unión Económica y pare usted de contar, además Europa no se puede construir sin el Reino Unido.
Los políticos no deben entrar en el panal de dulce miel para beneficiarse de los jueces que también se corrompen ni los jueces acercarse a los políticos. La reforma de la justicia debe llegar al nombramiento de los jueces por los jueces y a la anulación de las puertas giratorias, si el juez prefiere la actividad política debe tener prohibido la vuelta a la judicatura. No debe existir más que una sola Justicia, la activa producida por jueces imparciales elegidos todos ellos por los propios jueces. De esta forma la Justicia, será mucho más independiente, aunque como toda obra humana, nunca será perfecta.