Más de 30 caravanas están bloqueadas en el puerto debido al temporal. Lo grave no es esto sino que se encuentran fuera del parking, sin vigilancia ni servicios, por lo que terminan estando “vendidos” a lo que pueda suceder.
Sus ocupantes, extranjeros y en su amplia mayoría jubilados, se enfrentan a una situación de tensión continuada ya que tienen que estar lidiando por ellos mismos con los intentos de robo y con los protagonizados por inmigrantes que intentan colarse en el interior de sus vehículos.
Están desesperados, en algunos casos rabiando de impotencia porque no están protegidos por nadie. La autoridad competente no les permite el acceso al parking del puerto donde podrían estar más vigilados y disponer de servicios. Es tercermundista.