La jueza Silvia Baz deja Ceuta 22 años después de iniciar su carrera profesional como magistrada suplente en la por entonces recién creada Sección VI de la Audiencia Provincial de Cádiz con sede en la ciudad autónoma. Nacida en Madrid y criada en Granada, donde estudió Derecho en la UGR, accedió a la Carrera Judicial por el Turno de Juristas de Reconocida Competencia en 2011. Inicialmente fue destinada como magistrada titular al Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 6 de San Bartolomé de Tirajana (Gran Canaria). Después pasó a desempeñar su labor jurisdiccional en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 4 de Ceuta en comisión de servicios. A continuación ocupó destino en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 2 local durante más de cinco años y en 2017 pasó al Juzgado de lo Penal número 2 de Ceuta, desde donde se va destinada a un Juzgado de Instrucción de Torremolinos.
–Se va de Ceuta tras más de veinte años en la ciudad autónoma. ¿Por qué? ¿Qué ha significado la ciudad para usted?
–La vida son etapas que nos obligan a ir adaptándonos según las circunstancias. En mi caso ocurre que mis hijos, que se han criado aquí, ya se han hechos mayores y residen fuera, al igual que el resto de la familia que tenemos. Al ser la familia lo más importante, creo que hay que intentar estar más cerca de ellos y favorecer los contactos en la medida de lo posible.
–¿Siempre pensó en ser jueza, desde que estudiaba Derecho? ¿Cree que es la suya una profesión vocacional?
–La verdad es que siempre me llamo la atención la función desempeñada por el Juez, el impartir justicia con el máximo equilibrio y equidad teniendo como base la aplicación de la Ley, si bien no fue mi orientación inicial. Sin embargo, con el paso de los años creo que mi vocación como Juez siempre estuvo ahí, esperando su momento para salir, y este llego cuando tuve la posibilidad de comenzar en la Sección de la Audiencia de Ceuta, nada más crearse. Sí, considero sin ninguna duda que esta profesión es vocacional, pues sólo la vocación permite entender que uno ame y le satisfaga su trabajo sin estar pendiente del tiempo que le dedicas a ello o de las circunstancias materiales de su desempeño.
–Las mujeres ya son mayoría en la Carrera Judicial en prácticamente todas las autonomías, pero todavía están lejos de los hombres en órganos centrales y colegiados. ¿Ha sentido que por ser mujer lo ha tenido más difícil para progresar profesionalmente?
–En absoluto. En la carrera judicial impera la preparación y la profesionalidad, y para nada se contempla el que seas hombre o mujer.
"Mi vocación como Juez siempre estuvo ahí, esperando su momento para salir”
–Usted formó parte de la puesta en marcha de la Sección VI de la Audiencia Provincial de Cádiz en Ceuta. ¿Cómo recuerda aquel desafío y qué le parece su desarrollo posterior?
– Es cierto. Ahí comenzó mi carrera judicial y aún lo recuerdo como un enorme reto. Si hasta entonces mi orientación profesional se había dirigido más al ámbito del Derecho privado, aquí me enfrentaba además a cuestiones penales, teniendo que refrescar y actualizar muchos de mis conocimientos sobre ello, comenzando además con bastante trabajo en el que entonces carecía de soltura, logrando superar todo esto con esfuerzo, dedicación, horas y sobre todo aprendiendo de mis compañeros de la Sala que siempre estaban ahí para orientarme y ayudarme.
–Después ha pasado por Juzgados de Instrucción y, finalmente, por el Penal. ¿En qué tareas se ha sentido mejor? ¿Cómo describiría las diferencias entre ambos? ¿Cuál está más necesitado y de qué?
–Ambos tipos de Juzgados me han aportado mucho y he disfrutado en cada momento de la función de cada uno, que es bien distinta. Piense que aquí en Ceuta tenemos Juzgados de Primera Instancia e Instrucción -no solo de Instrucción- donde se lleva la investigación e instrucción de los procedimiento penales -preparándolos para el Juicio Oral que tendrá lugar después en el Juzgado de lo Penal o en la Audiencia Provincial-, y que además llevan el enjuiciamiento de procesos civiles en primera instancia y delitos leves. Eso hace que el trabajo en estos órganos mixtos -a los que se suma el servicio de guardia- sea quizás más gravoso que el del Juzgado de lo Penal que se ocupa, ya en la fase de enjuiciamiento, de celebrar los juicios en sí, y después de tramitar que se lleven a efecto y ejecuten debidamente las sentencias. He de decir que, en general, todos los órganos judiciales están bastante necesitados de medios, sobre todo materiales y humanos. Desgraciadamente no se ha invertido en Justicia todo lo que hubiera sido necesario. Se necesitan más jueces, más fiscales, más funcionarios, más y mejores equipos informáticos y sedes adecuadas, para que los procedimientos no se eternicen.
"Por desgracia en Justicia no se ha invertido lo suficiente y en Ceuta, menos”
–También ha vivido en primera persona el proceso de digitalización de la Administración de Justicia. ¿Qué balance hace del mismo, de su ejecución y resultados? ¿Presta el Ministerio la atención que debería a su estructura en Ceuta?
–Hemos sido pioneros, junto a otros territorios, de la implantación de Expediente Digital, y si bien la idea de la que parte es un avance innegable al que nos va llevando necesariamente el mundo digital en que nos encontramos, lo cierto es que tal implantación no ha ido acompañada siempre de los necesarios medios técnicos capaces de dar un resultado rápido, optimo y asequible para el Juez. El Ministerio, si bien suele acabar dando cobertura para solucionar bastantes problemas, también se muestra cicatero, y se percibe que aún estamos lejos de conseguirlo. Ejemplo de ello, además de los constantes problemas informáticos y técnicos, es la dispersión de sedes judiciales -teniendo además algunos de los edificios unas instalaciones deficientes-, y la tardanza en culminar la nueva sede Judicial del Banco de España, que hace tiempo debió haberse finalizado.
–Efectivamente, se va y el proyecto del Palacio de Justicia único sigue sin culminarse… ¿Qué reflexión le merece?
–La inversión del Ministerio no parece que sea suficiente teniendo en cuenta los problemas con los que nos encontramos en esta ciudad. El estar además lejos de Madrid creo que no facilita las cosas, pues no se perciben de forma directa los problemas cotidianos y hace que todo sea más complicado.
"Se necesitan más jueces, más fiscales, más funcionarios, más y mejores equipos y sedes adecuadas”
–En Ceuta ha participado desde su papel en el desarrollo de sumarios con mucha trascendencia en ámbitos como el combate del blanqueo y organizaciones criminales de todo tipo. ¿Es esta una ciudad más difícil para ser juez?
–Bueno, esta es una ciudad con sus peculiaridades. El fenómeno fronterizo tiene desde luego mucha trascendencia y creo que modula y caracteriza de alguna manera la tipología delictiva. Es innegable que los delitos relativos al tráfico de drogas y toda la problemática que los rodea tienen gran relevancia por su frecuencia y llevan aparejadas a veces estructuras de complejidad, siendo fundamental remarcar el importante trabajo que en este punto llevan a cabo las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, no exento de dificultades. También ha de añadirse en Ceuta el fenómeno en auge de la inmigración ilegal, que también arrastra tipos delictivos complejos y añade extremos novedosos a los que nos vamos enfrentando al ser esta ciudad barrera de entrada.
–¿Cuál es la faceta más dura de su trabajo? ¿Ha tenido la sensación o la certeza en alguna ocasión, pasado el tiempo, de que en alguna sentencia pudo haber estado más acertada?
–La faceta más dura siempre es no poder dar el cien por cien en el trabajo por carecer de medios adecuados para ello. Yo en esos casos he intentado suplirlo a base de tiempo, esfuerzo y mucha paciencia, aunque a veces los resultados no hayan sido a gusto de todos o no se hayan apreciado. No obstante también le digo que todas las sentencias que he dictado han tenido por mi parte el esfuerzo, la fundamentación y la dedicación que han requerido, sin perjuicio de lo que en instancias superiores finalmente haya resultado.
"Hay que remarcar el trabajo de las Fuerzas de Seguridad, no exento de dificultades”
–¿Se queda con algún momento profesional especialmente complicado o satisfactorio?
–Me quedo con muchísimos… No olvide que han sido muchos años, muchos y entrañables compañeros (jueces, fiscales, secretarios judiciales, funcionaros, abogados, procuradores, personal auxiliar), muchos procedimientos, muchos problemas de todo tipo, pero también enormes satisfacciones… Yo solo puedo estar agradecida por haber tenido tantos momentos…
No obstante, me llevo los recuerdos más entrañables de esta ciudad. No olvide que he pasado aquí los mejores años de mi vida, los años en los que he visto crecer a mis hijos, en los que he tenido la gran suerte de contar con amigos para siempre, y en los que he forjado mi futuro profesional como magistrada con el personal técnico de los Juzgados, aprendiendo de los mejores compañeros y, en especial, de mi maestro y amigo Fernando Tesón, al que tanto agradezco.
"Mi balance como profesora en la Facultad de Educación de la UGR es muy positivo”
–Igualmente ha sido profesora de la Facultad de Educación, Economía y Tecnología local de la UGR. ¿Qué balance hace de esa faceta y del crecimiento de la oferta universitaria en la ciudad?
–Pues sí, fui también profesora impartiendo docencia de Introducción al Derecho y Derecho Mercantil durante algunos cursos. El balance solo puedo decir que fue positivo porque volví al mundo universitario del que me fui muy joven, y te das cuenta de que ha cambiado mucho, y de que hay que actualizarse con nuevas fórmulas y perspectivas. Y me vino muy bien el contacto con todo eso.
Además tengo que decir que me llenaron especialmente los Cursos del Aula de Mayores de la UGR, de los que guardo un cariñoso y entrañable recuerdo. Nuestros mayores son un gran tesoro del que debemos aprender. Yo lo hice y no se me olvidará nunca.