Cada 3 de diciembre se celebra el Día Internacional de las Personas con Discapacidad, cuyo objetivo es el de promover los derechos y el bienestar de las personas con discapacidad en todos los ámbitos de la sociedad. Este año, bajo el lema ‘Un día para todos’, se quiere hacer ver que la discapacidad forma parte de la condición humana, ya que todos, en algún momento de nuestras vidas, podemos experimentar una discapacidad temporal o permanente.
Enri Santiago y Silvia Borrego, usuarias de Plena Inclusión, hablaron con FaroTV sobre su discapacidad y cómo viven el día a día. “Me iban a poner una válvula de derivación desde la cabeza al corazón. Pero gracias a Dios se quedó ahí estancado. He tenido que estar con punciones lumbares cada equis tiempo”, cuenta Enri Santiago, una ceutí de 28 años, cuya discapacidad la desarrolló siendo ya adulta.
Enri tiene hipertensión intracraneal, lo que la llevó a la pérdida de visión y a tener una discapacidad del 53%, desde los 22 años, momento en el que se encontraba embarazada de su niña. Pese a la medicación que tuvo que estar tomando desde los cuatro meses de gestación, su bebé y ella, salieron adelante. “Mi niña ha salido adelante, con mucho riesgo, porque estuve medicada cada cuatro horas, pero gracias a Dios salió a delante y hoy en día está perfecta. No tiene ningún problema ni nada y yo, a día de hoy, estoy bien, pero con esta discapacidad, que para mí no es un problema”, apunta Enri.
Silvia Borrego, compañera de Enri tanto en el trabajo como en Plena Inclusión, tiene una historia completamente distinta. Desde que nació, esta ceutí de 42 años tiene un 43% de discapacidad intelectual y, desde hace unos 7 años, cuenta con problemas auditivos. Su familia y, ahora también, su pequeño de 5 años, la han ayudado a llevar el día a día. “Antes estaba un poquito peor. Me han estado ayudando y en el colegio siempre iba un curso menos de lo normal. Y, poquito a poco, mi familia me ha estado ayudando”, señala Silvia.
Estas dos ceutíes han ido llevando su vida como lo puede hacer una persona sin discapacidad. Enri cuenta con el apoyo de su marido y su pequeña, mientras que Silvia, viuda desde hace apenas unos años, se encuentra arropada por su familia y su hijo. Su situación no ha afectado en ningún momento a su entorno laboral o personal. Y han seguido sacando a su familia hacia delante. “Yo ni me acuerdo que tengo discapacidad. Yo tengo mi hija, tengo mi marido, tengo mi casa. Soy una madre de familia y trabajadora, la que más”, comenta Enri.
Ambas han sido compañeras de trabajo y, como en muchas ocasiones, han tenido momentos buenos y otros no tanto. Silvia, por ejemplo, se ha enfrentado a dos experiencias completamente distintas: de encontrarse en un trabajo donde se ha visto rechazada por compañeros y llegar a otros sitios donde se ha sentido como una más. “He estado trabajando con gente con discapacidad y en el Ministerio de Educación pues me ha costado un poquito. Y ahora de limpiadora he estado muy bien con mis compañeras”, cuenta Silvia.
“Hay algunos trabajos que sí”, continúa reflexionando Silvia sobre algunos episodios de rechazo que tanto ella como algún compañero ha podido sufrir en su entorno laboral. “Yo opino que la gente que no tiene minusvalías, pues trata a las personas con minusvalía como si fuera una persona que está loca o algo. Y eso no es así. Hay minusvalías con las que puedes trabajar y otras que no se puede, pero las tenemos que ayudar, porque hay de todo”, asegura.
Estas dos ceutíes conviven con su discapacidad, tanto que, como bien dice Enri, a veces ni se acuerda, aunque reconoce que fue duro recibir una noticia así. Ahora, sintiendo el calor de los suyos y el apoyo de sus amigos y compañeros, como Silvia, Enri continúa su vida como lo ha hecho siempre. “La he aceptado muy bien desde un principio, me ha hecho madurar mucho. No me ha quedado de otra”, confiesa.
Enri aceptó su discapacidad cuando se la notificaron y Silvia creció con ella
El pequeño de Silvia, consciente de la pérdida auditiva de su madre, no duda en repetirle las cosas y ayudarla. “No escucho bien, entonces tengo que estar diciendo ‘qué’ para poder escuchar mejor. Cuando no escucho bien me dice ‘mamá esto’. Él me ayuda más”,
Días internacionales como el de este jueves, ayudan a visibilizar historias como estas y a desmontar estereotipos que surgen alrededor de las personas que tienen discapacidad.