{jathumbnail crop="undefined" /}Durante años el vertedero de Santa Catalina se convirtió en un cajón de sastre en el que cabía todo tipo de basura. Su visión, la de kilos y kilos de residuos formando una gran montaña, constituía la primera imagen que podía ver cualquiera que visitara la llamada ‘Perla del Mediterráneo’. Medioambientalmente empezaban a escucharse voces muy críticas por el peligro de derrumbe y por la acumulación de gases, pero nadie se decidía a poner el punto y final a una de las historias de la época negra de Ceuta.
Ahora ya existen plazos y previsiones, desde que comenzaran las obras de construcción de otro vertedero, pero esta vez legal, en la vaguada de las Cuevas. Durante estas últimas semanas se está procediendo al traslado de 10.000 metros cúbicos de residuos. Se está haciendo con más o menos fortuna, ya que hay días en que el olor ayuda a recordar que lo que se está moviendo es basura. Al menos así será hasta el próximo 20 de abril, plazo estimado de estas labores.
El nuevo vertedero aportará esa legalidad que nunca tuvo el antiguo y vendrá a sellar esa basura acumulada en una esquina de Ceuta que acompañó toda una vida a decenas de generaciones. De acuerdo con el proyecto avalado por la Ciudad, con esta obra se procederá a un aislamiento completo de los residuos, cumpliéndose con las normativas europeas y españolas. Todo se ha tenido en cuenta a la hora de preparar el esqueleto de este proyecto: se ha contado con una impermeabilización de las distintas capas y con un sistema de tuberías hasta una balsa de recogida de aguas que se bombearán a la nueva depuradora para su tratamiento. Tras completarse el vertedero se sellará colocando nuevas impermeabilizaciones que aseguren un cierre completo de los residuos y garantice que no se produzcan más olores. Se pretende asegurar el total confinamiento de los residuos en una especie de celda completamente sellada. Terminado el vertedero se procederá a plantar especies convirtiendo su apariencia en una extensión más del Monte Hacho separada sólo por carretera. De arbolado se plantarán pinos piñoneros y de arbustos y matorrales: palmitos, lavanda, amapola marina o retama y mirto. Para ello se aprovechará la tierra procedente del talado que se practicó en la zona hace varios meses para ser reutilizado como compost.
El acceso a este vertedero se hará por el mismo camino que comunica la planta de Urbaser y la EDAR.
En el otro extremo quedará Santa Catalina, en donde, una vez que se realice la estabilización del terreno con cal, lo que pretende servir para inertizar los residuos y mejorar sus condiciones como soporte, se dará paso a una capa para drenaje de gases, una impermeabilización con lámina de polietileno y una capa drenante con grava. Todo esto es lo que servirá de soporte al tratamiento del parque al que se pretende dar un uso social y en cuyo entorno se quiere conservar y recuperar el castillo y garitón de Santa Catalina. “Lo importante es resolver la problemática medioambiental, que es el principal objeto de las obras, para a continuación adecuar el entorno para la futura construcción de un nuevo parque suburbano en la superficie resultante de 55.874 metros cuadrados”, indica la Ciudad en su memoria de obra.
La pregunta clave, tras la polémica suscitada esta semana por la emisión de olores, es: ¿habrá garantías sobre el nuevo vertedero en cuanto a la aparición de más olores o, más grave aún, bolsas de gases? La Ciudad replica que en el acondicionamiento de la nueva vaguada se ha tenido en cuenta todo esto, impermeabilizándose por capas cada uno de los pisos formados por residuos. Así también se ubicarán chimeneas ante la posible generación de gases, algo en lo que no cree la institución municipal ya que en los movimientos de basura que se están ejecutando ahora no se ha detectado presencia alguna de gas a pesar de que las máquinas disponen de los medidores y detectores para ello.
Fondos europeos que ayudan a recuperar una conciencia ambiental
Las obras del vertedero han encontrado su financiación en el programa operativo de fondo de cohesión perteneciente a los fondos FEDER 2007/2013. Es similar actuación que la llevada a cabo en otros puntos del país, por ejemplo en Castilla y León en donde también se han beneficiado de una ristra de inversiones que se corresponden con proyectos que tienen como misión poner en orden la gestión de residuos domésticos e industriales. Y eso, en Ceuta, siempre se ha caracterizado por un factor dominante: el caos.
Tal y como apunta Septem Nostra, a Santa Catalina fue a parar de todo: desde la típica basura que emite cada hogar, hasta animales muertos, escombros de obras y vertidos líquidos, lo que dio forma a una auténtica bomba de relojería con la que ahora se quiere terminar.
Ejemplos como el que se está aplicando en Ceuta se ha puesto en marcha en otros puntos como León. Allí se actuó sobre el sellado del vertedero de residuos urbanos de Vega de Espinareda. Se trataba de un vertedero incontrolado a donde iban a parar los residuos de once núcleos poblacionales distintos. Los pasos dados son exactamente igual a los que se han aprobado en Ceuta: sellado del vertedero , drenaje de gases e impermeabilización de las distintas capas con sus tratamientos correspondientes. Como culmen: la recuperación paisajística de la zona con plantación de árboles. Extrapolar el caso de León al de Ceuta sería una posibilidad, aunque en definitiva se trata de copiar proyectos que persiguen un doble fin: por un lado terminar con las montañas de basura que han ido copando escenarios en distintas ciudades aprovechándose de una conciencia medioambiental colectiva bastante devaluada y, por otro, transformar esos vertederos en parques, recuperando un espacio para la naturaleza comprobando que se haya terminado con la posible emisión de gases u olores de los residuos. El impacto medioambiental de un vertedero no controlado puede extenderse durante más de 30 años.
Pasos del proceso
En las imágenes la primera y segunda fase de cada proyecto. Arriba, cómo quedará el actual vertedero de Santa Catalina, primero con hierba y después con el parque social futuro. Al lado, el barranco de las cuevas, vertedero legal que se está construyendo. En la primera realidad virtual se ve el proceso de impermeabilización, al lado ya con los árboles plantados. A la izquierda cómo irá desapareciendo la cota de basuras de Santa Catalina.
Vertederos que no tengan fugas
Es la obsesión de todo proyecto: que la impermeabilización se lleve a cabo con garantías evitando que puede haber en un futuro más olores. En el proceso de impermeabilización del vertedero del barranco de las Cuevas se aplica una técnica que se ha puesto en marcha en otros puntos del país. Sin ir más lejos Salamanca, con el vertedero de Aldeanueva de Figueroa, o Madrid, con el vertedero de Pinto. La primera garantía pasa por impermeabilizar el vaso que contendrá los residuos con varias capas de protección para, finalmente, proceder a un sellado que evite la entrada de agua ya que de producirse filtraciones el agua contaminaría los residuos almacenados. Frenar ese olor es el objetivo al igual que evitar emisiones de gases a la atmósfera.{jathumbnail crop="undefined" /}{jathumbnail crop="undefined" /}{jathumbnail crop="undefined" /}{jathumbnail crop="undefined" /}{jathumbnail crop="undefined" /}{jathumbnail crop="undefined" /}{jathumbnail crop="undefined" /}{jathumbnail crop="undefined" /}