Lucas Escobedo se atrevió a sumergirse en una aventura que nunca imaginó que llegaría tan lejos. En 2011, en Alicante, este actor y malabarista decidió montar su propia compañía de circo, que no de teatro. Él sólo empezó este camino y, poco a poco, se fue rodeando de más espectáculos y de compañeros. Los sueños de todos y, sobre todo, el de Escobedo, hicieron que esta compañía creciese. Y, además, que triunfase al perseguir sus sueños y superar retos.
Porque ‘Solo se vive una vez’ y eso lo ha dejado muy claro Lucas Escobedo con su último espectáculo circense ‘YOLO’, del que disfrutarán los ceutíes en el Teatro Auditorio del Revellín a las 12:00 horas. El Faro de Ceuta tuvo la oportunidad de hablar con su fundador, Lucas Escobedo.
–¿Cuándo se creó la compañía?
–La compañía se crea en 2011. Empieza con un número corto de circo de malabares de cinco minutos y de una persona. Y poco a poco va cambiando y ya hay otro espectáculo de una hora para sala. Luego hubo otro con más colaboraciones para calle. Y ‘YOLO’ es el primer espectáculo de gran formato, donde se incorpora la música en directo y luego, entre artistas y técnicos, hay un equipo ya en gira de 11 personas. Es como el primero a lo grande.
–¿Creó usted solo la compañía?
–Sí, yo solo, en 2011. Fue a raíz de la anterior crisis, que ahora estamos volviendo a vivir, pues tenía otros trabajos. Y hubo un momento en el que empezaron a desaparecer trabajos y tuve en 2011 que emprender el camino en solitario por falta de recursos. Y luego ya, poco a poco, fui creciendo y entraron nuevos proyectos.
–¿Por qué una compañía más circense que teatral?
–Yo primero empecé con los malabares y es como mi vinculación con el circo. A nivel formativo, en España a día de hoy no hay todavía formación superior de circo. Hay muchas escuelas, pero no hay una escuela superior, no hay una universidad de circo, por así decirlo. Sin embargo, sí que la hay de teatro. Mi formación académica reglada es la teatral, como actor. Estudié en la Escuela Superior de Arte Dramático de Barcelona. Realmente, hay proyectos como este ‘YOLO’, que es muy de circo, aunque hay partes más teatrales y partes de humor. Pero luego, el anterior a este, ‘Los Mañas’, que es con máscaras, es puramente teatral. Y el siguiente que estamos haciendo también. Sí que trabajamos unos códigos que se pueden relacionar con el circo, en cuanto a la comedia y el lenguaje del payaso, pero estamos ahí como en un camino que a veces es más circo o más teatral.
–Con ‘YOLO’ ha recibido un premio FETEN, ¿cómo fue la experiencia?
–Fueron dos premios en FETEN y fue una alegría, porque íbamos justos después de estrenar. Era como la segunda función de la gira, habíamos estado en Valencia y luego otra en Castellón y luego directamente FETEN. Era la primera vez que estábamos ahí y nos dieron el premio a ‘Mejor Espectáculo de gran formato’ y ‘Mejor Espacio sonoro’ por toda la composición musical y que se toca toda en directo. Fue un buen respaldo de cara a conseguir una buena gira. De alguna manera era como un sueño. El espectáculo en sí trata de eso, del ‘Solo se vive una vez’, como quien dice un empujón para el espectador para animarle a construir sus sueños. Y el premio representaba lo mismo, como que estábamos ahí un grupo de artistas que habíamos empezado a ensayar en una nave de Valencia un espectáculo y a los pocos meses ya estábamos recibiendo esos premios. Era como un primer sueño hecho realidad y un deseo de decir ‘pues bueno parece que esto nos va a dar trabajo’. Es raro, pero el premio era como trabajo.
–¿De dónde surge la idea de ‘YOLO’?
–Yo recibo como la propuesta del Teatro Escalante, una entidad de Valencia dependiente de la Diputación, que quería hacer un espectáculo de circo y que yo me encargara de montarlo. Y me dan total libertad artística. Asumo una responsabilidad y empiezo a darle vueltas. Era el primer espectáculo que se hacía con dinero público a nivel Comunidad Valencia, con lo cual pensamos: ‘venga, que tenga una carga valenciana potente’. Empezando a darle vueltas, aparece el universo de la pintura de Joaquín Sorolla y utilizamos su pintura para lo que es la estética y la plástica del espectáculo. Lo usamos para inspirarnos a la hora de crear los vestuarios. Después nace también del momento ‘es un reto para mí, vamos a conseguirlo’ y luego lo extrapolamos al público, que cada cual se anime a luchar por sus retos.
–Entonces, ¿se interactúa con el público durante el espectáculo?
–Sí, a ver, todo con distancia y desde el escenario. Pero sí que hay momentos más directos. Al final, el circo tiene mucho eso como mirar a los ojos al espectador, sobre todo en los momentos de comicidad que son claros y directos para el público. Hay partes de comicidad más pensada en un público más mayor, pero es para todas las edades.
–¿Qué ha supuesto el confinamiento para la compañía?
–Nosotros tuvimos un parón muy grande, como muchas compañías. Nuestra última función fue el 15 de febrero y la siguiente el 2 de octubre. El circo necesita la forma física, eso es imprescindible, sino no podemos hace el espectáculo, y necesitamos al grupo para poder actuar y entrenar, tanto a nivel de las partes más musicales como a nivel de números de circos de malabares que hacemos entre todos. Fueron unos meses de distancia, de no poder entrenar y de perder la forma. Y luego mucho trabajo para poder recuperarlo, pero había mucha ilusión. Digamos que todas la ganas acumuladas de las funciones que no habíamos podido hacer, ahora por suerte están haciendo que estemos en el escenario con una energía y una vida como si no hubiera un mañana.
–¿También actúa o solo dirige?
–Yo también actúo sí. En este espectáculo sí que estoy dentro y fuera, tuve ayuda que me lo permitía. Era un reto también.
–¿Cómo ha sido la vuelta a los ensayos?
–La vuelta fue, por un lado, con mucho trabajo por todo esto, pues para minimizar el tiempo de ensayos en común por el tema de las restricciones, lo que hicimos fue organizar ensayos individuales en casa, algo complicado pero necesario. Luego ya, nos juntamos durante una semana más o menos con todos los deberes hechos para hacer el ensayo fuerte. A lo mejor ha habido muchos meses de trabajo en individual y ahora sí tenemos una rutina de ensayos constantes. De una función a otra no podemos no ensayar. El espectáculo es muy técnico, muy coral, si no, no saldría. Se desencajarían las piezas y sería como si suena un instrumento desafinado.