“¿Qué le vamos a dejar a nuestros hijos?”, es una de las reflexiones que le surge a la actriz valenciana Susi Sánchez extraída de la trama de la obra teatral ‘Los hijos’, dirigida por David Serrano, que se representa esta noche a las 20.00 horas en el Teatro Auditorio del Revellín.
Además de la actriz valenciana, el elenco de esta producción está formado por Elena Irureta y Joaquín Climent. Estos actores dan vida a tres científicos nucleares jubilados en esta obra escrita por Lucy Kirkwood. El Faro de Ceuta tuvo la oportunidad de hablar con Susi Sánchez sobre la obra, su personaje y su trayectoria.
–¿Qué piensa sobre ‘Los hijos’?
–Es una obra muy pertinente, en estos momentos que corren de pandemia, en los que tanto se habla de cambio climático y todo esto, porque la autora habla en alguna entrevista de que lo que ella quería hablar más allá de la excusa de la centra nuclear era del cambio climático, lo que la mano del hombre está haciendo sobre este cambio climático. Hace una reflexión sobre eso. Digamos que pone ante el público un espejo de la responsabilidad que tenemos con las generaciones venideras.
-¿Esta obra es un drama?
–A pesar del drama que puede parecer de entrada, que lo es sin duda, porque esto que estamos viviendo es una tragedia. Pero, a parte de eso, tiene humor, es decir, son personas con una edad que ya han tenido un recorrido vital y viven las cosas de una manera que no es igual que una persona joven. Y, al mismo tiempo, las reflexiones son también más profundas. Entonces se plantean dos puntos de vista femeninos diferentes. Uno es más amplio, que es el personaje de Rose, que tiene una visión más total con la responsabilidad con respecto a la humanidad. Y luego está el mío, que es Hazel, que es una mujer más familiar y busca la forma de mantener su pequeño mundo sin demasiadas alteraciones, a pesar de lo que está pasando.
-¿Qué aprendizaje se lleva de Hazel?
–La verdad es que, desde que estrenamos la función muy poco antes de la pandemia, yo veía ya cómo andaba el mundo. Entonces sí que me hizo tener mucha más conciencia de lo que cada uno aporta para intentar frenar todo esto o no dejar al menos una huella tan exagerada.
-¿Cómo llegó a formar parte del elenco de esta obra?
–David Serrano me había llamado para otros montajes que no pude hacer. Entonces, digamos que tenía ahí una cuenta pendiente. Y cuando apareció está función, me llamó y me dijo que la leyera por si me apetecía. En principio no había contactado con nadie más, pero me dijo que el personaje de Hazel se lo imaginaba hecho por mí. La función me entusiasmó y no me lo pensé dos veces. Me metí de cabeza y aquí estamos.
-¿Qué tal es trabajar con David Serrano?
–Yo ya lo conocía, así que para mí trabajar con David es trabajar con mi alma gemela porque nos conocemos mucho. Él me conoce mucho y sabe por dónde tirar de mí para sacar más sentimiento de mi actriz. Y nos entendemos muy bien. Es un hombre exigente en el trabajo, como me gustan que sean los directores, y elige textos extraordinarios.
El personaje acaba siendo la suma de esa parte tuya más lo que se suma del trabajo con los compañeros”
-¿Cómo ha sido el proceso de preparar este personaje?
–Cada personaje, al menos para mí, pide cosas diferentes a la hora de trabajarlos. Este personaje, como todos, depende de la idea que llevas hecha de cómo crees que es el personaje, pero luego en los ensayos se te puede desbaratar completamente, en el sentido de que la visión del director y el trabajo con los compañeros puede transformar muchísimo la idea del personaje. Entonces, ha sido un proceso bonito de ir descubriendo a Hazel. En la función está muy claro, pero luego en el escenario hay que encarnarlo. Y al darle vida, uno pone mucho de una parte suya. El personaje acaba siendo la suma de esa parte tuya más lo que se suma del trabajo con los compañeros y del director.
-¿Qué tal fue la vuelta a los escenarios? ¿Lo echaba de menos?
–El teatro siempre lo echo de menos. Cuando llevo un tiempo sin hacer teatro lo necesito. Es como una forma de volver a tomar contacto con mi esencia de actriz, por decirlo de alguna manera.
-La cultura es el sector más seguro y al que más traba se le está poniendo ¿verdad?
–El sentido que yo le encuentro es que no produce mucho rendimiento económico. Pero, afortunadamente, ha habido mucha presión y nos han escuchado. Y la realidad es que no ha habido un solo contagio ni en cines, ni en teatros ni en ensayos. El aforo de los teatros está muy limitado, pero es la única forma de que el espectador pueda sentirse seguro. La gente, porque lo estamos notando, tiene mucha necesidad de ir al teatro, de encontrarse con el colectivo, de vivir un hecho teatral. Tienen muchas ganas, pero están con el susto. Lo que sucede es que al estar el aforo más reducido se produce otra temperatura. Ponen los pelos de punta la sensación que sentimos con el aplauso del público de reconocimiento. ¿Suenan menos? sí, porque el teatro está más vacío, pero la intensidad y el tiempo de duración es el mismo.