Cuatro años y dos meses. Esa es la pena que solicita el Ministerio Fiscal para dos acusados de tráfico de drogas, después de que en la noche del 9 de agosto de este año, patrullas de la Guardia Civil los detuvieran en la zona del Recinto vinculándolos con los 5 fardos de droga que habían sido arrojados por una embarcación al mar. En total fueron 155 kilos y hasta seis guardias civiles distintos han mantenido ante la magistrada titular del Juzgado de lo Penal número 1 en el juicio celebrado este miércoles que la droga tenía que tener relación con los acusados ya que eran los únicos que se encontraban en el lugar, un punto escarpado de difícil acceso.
Ambos, que se encuentran en prisión preventiva desde que se produjeron los hechos, negaron tener algo que ver con esa droga. Mohamed A., que lleva 30 años residiendo en Ceuta y viviendo en una chabola por el Recinto, dijo que estaba durmiendo cuando se despertó y vio a la Guardia Civil, enterándose que habían aparecido fardos de hachís. Negó estar al lado de la mercancía o salir corriendo al ver a los agentes. Casi sollozando, en su derecho a la última palabra, resaltó que nunca había tenido relación con las drogas y que toda Ceuta le conoce viviendo en la ciudad durante años sin tener ningún problema.
A la hora en que se produjo la intervención de la Benemérita estaba durmiendo (eran las diez de la noche) porque, aseguró, luego se levantaba de madrugada para ir a un salón de juegos para participar en apuestas, versión esta que el Ministerio Fiscal tildó de “absurda”. El otro acusado, Abdelmalik, dijo que estaba sentado en la playa y que por la tarde decidió darse un baño y quedarse por allí debido a que había permanecido varios meses confinado. A sus 73 años, manifestó que nada tenía que ver con un tráfico de drogas. La noche en la que se le detuvo no vestía bañador sino un pantalón largo y se le arrestó empapado.
Los guardias civiles que prestaron declaración fueron prácticamente coincidentes al indicar que en el lugar en donde se produjo la actuación, cerca de Fuente Caballos, solo estaban los dos acusados, que nunca fueron perdidos de vista por los dispositivos de cámaras térmicas, Servicio Marítimo y patrullas desplegadas en el operativo. Nadie pudo verlos cogiendo los fardos pero sí al lado. Dos agentes señalaron además que cuando se les iluminó con los focos a ambos, ya que estaban escondidos, salieron corriendo pero no pudieron escapar porque otros agentes descendían por el único lugar posible de salida.
En su informe final, el Ministerio Fiscal no dudó en solicitar una condena para los dos acusados al entender que es clara su vinculación con los fardos que fueron encontrados, tras ser previamente arrojados por una embarcación que se dio a la fuga. La representante del Ministerio Público recalcó que una droga de ese valor económico no es abandonada sin más, sin tener certeza de que hay compinches esperando para su recogida. La versión de los integrantes de la Benemérita fue más creíble para la Fiscalía que la de los dos acusados.
Por su parte la Defensa reclamó la absolución de sus patrocinados, por cuanto no se había verificado que estuvieran en posesión de la mercancía ya que ningún agente pudo ver cómo sacaban los fardos del agua o que estuvieran en posesión de los mismos, no pudiendo concluirse la existencia de un tráfico de drogas. Manifestó que una acusación no puede sustentarse en meras suposiciones por el hecho de que los acusados estuvieran cerca de la droga. La magistrada del Penal 1 dejó el juicio visto para sentencia.