Caballas se ha adelantado al balance que el Gobierno del Partido Popular llevará a cabo hoy, tildando los diez años de gestión del Ejecutivo local de tener como prioridad una “política de maquillaje y del ladrillo por encima de la política del bienestar y del progreso”. Eran palabras que Mohamed Alí dedicaba al gobierno popular criticando su laxitud en “temas de calado” que llevan a poner en “tela de juicio la calidad de vida de los ciudadanos”.
Alí enumeró los diferentes aspectos en que el Gobierno no se ha mostrado a la altura para “ponerse un 9,6 de nota” recordando que muchas actuaciones se han visto paralizadas por “incumplimientos plenarios” como en el caso del Estatuto de Autonomía.
También criticaba el integrante de la coalición la postura local ante la situación de Ceuta en la Unión Europea o su inclusión en la Unión Aduanera, “que todos consideramos favorable pero aún no han adoptado una posición”.
Alí también criticó la falta de un modelo económico alternativo, para cuya critica ejemplificó la puesta en marcha del puerto Tánger-Med, “no han buscado una situación alternativa, ¿qué piensan hacer ante el desarme arancelario de Marruecos?”, se pregunta, aunque tampoco olvidó aludir a la destrucción del tejido productivo, el estancamiento del polígono del Tarajal o la falta de iniciativa legislativa en lo tocante a las bonificaciones de la Seguridad Social. Eso en el ámbito económico, pero Alí también insistió en el fracaso escolar, la existencia de “dos ciudades” en los que el centro es el beneficiado en detrimento del extrarradio o un PGOU “caducado desde el año 2000”.
Por su parte, Juan Luis Aróstegui, se encargó de enfocar su crítica al Gobierno desde el punto de vista de su modelo de gestión, recordando que “si bien empezó con ímpetu y con iniciativas positivas, paulatinamente se ha ido impregnando de su auténtica forma de entender el Gobierno”.
La “peor herencia” de Vivas, asegura Aróstegui, es la “crisis de valores” en la que deja a la juventud que para conseguir un trabajo “tienen que ser los pelotas del PP”. Esto deriva en una ciudad con “individuos sumisos que no se atreven a criticar el poder porque temen las represalias de quien no acate las reglas del régimen”.
Aróstegui ha hecho un resumen de “defectos” de esta gestión comenzando por la política de personal “basada en una campaña de enchufismo”; de construcción, sobre la que dice no se tienen “criterios objetivos de adjudicación”; desarrollo urbano, cuya carencia de un PGOU lleva a “decisiones arbitrarias”; o política fiscal, a través de la cual se ha triplicado la presión fiscal “de manera no proporcional por lo que se han visto afectadas las rentas más bajas”.
Otras de sus criticas han ido encaminadas a la carencia de centros escolares, falta de inversión en barriadas, escasez de viviendas o deficientes servicios esenciales como el transporte público.