Dos amores que cruzaban sus vidas, dos enamorados que cruzaban continentes por estar juntos, pero ahora sus miradas más discretas revelan todo. Casi un año, con sus más de 300 días y noches, ha pasado El Habib Qadmi en tierra de nadie. Llegó a Ceuta el 6 de septiembre de 2019 y llevaba más once meses viviendo en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes -CETI-. Él no quería estar aquí, sino en Sevilla. Allí es donde está ahora. El pasado viernes, 28 de agosto, a las 16.00 horas su sueño se hacía realidad: cruzaba el Estrecho en un barco que le llevaría hasta la Península.
Allí se encontraba su pareja, Carmen Gil, a la que conoció en esta ciudad andaluza hace años y con la que se casó en Marruecos en 2015. A partir de aquel día, ambos han tenido que luchar para poder vivir juntos en la misma ciudad con sus dos hijos. Un imposible que no llegaba, algo siempre los separa.
El Habib intentó hace casi un año cruzar “ilegalmente” para la Península por lo que viajó hasta Ceuta y al llegar aquí y no tener el visado de reagrupación familiar, se quedó atrapado en nuestra ciudad, en el centro de inmigrantes del Jaral. Allí, las horas, los días, las semanas y los meses han pasado lentamente, pero no perdía la esperanza de poder cruzar el Estrecho algún día.
Carmen, pareja de El Habib, estuvo residiendo un par de meses en Ceuta, durante el verano del pasado año, pero no pudo permitirse estar más tiempo en la ciudad y tuvo que marcharse. El único objetivo del protagonista de esta historia era irse a la capital andaluza para estar en su verdadero hogar, en la casa de su mujer. Posee la tarjeta roja con la que se le permite trabajar, pero no ha encontrado ningún empleo.
En julio el Tribunal Supremo avalaba la libertad de circulación de los solicitantes de asilo de Ceuta y Melilla en todo el territorio español. Parecía que su odisea terminaba y por fin podría viajar hasta Sevilla. Pero aún le faltaba obtener la autorización de la Policía Nacional. Una semana antes compró el billete del barco, pero al no tener ese permiso no pudo hacerlo.
“Lo que quería es que me dieran la autorización para estar con mi familia. Con la nueva Ley del ministerio lo he conseguido, aunque con la tarjeta roja se podía circular libremente por España, pero el ministerio ponía pegas”, relató.
El viernes pasado El Habib fue hasta el Tarajal para hablar con la Policía de Extranjería y conseguir el permiso. “Me dijeron que se me había olvidado poner en qué fecha quería salir. Entonces yo les dije que si podía salir hoy mismo -por el viernes-, y me dijeron que sí”, continuó.
Esa autorización solo valía para ese mismo día, pero la desesperación del marroquí le llevó a jugárselo todo a una carta. “Recogí mis cosas y me fui directamente al puerto. Tenía un billete para la semana antes y no me dejaron. Así que canjeé ese billete y subí arriba. Estaba esperando y cuando pasó toda la gente, les dije que tenía la autorización. Vieron que todo coincidía y me dieron los papeles y me dijeron que buen viaje”, prosiguió.
Como el mar estaba revuelto, llegó con retraso y tuvo que pasar la noche en Algeciras. Pero, al día siguiente cogió el primer autobús hasta Sevilla para poder reencontrarse con su mujer y sus dos hijos. “Ya estoy en casa, pero aún no puedo creérmelo”, concluyó.
Y a mi que diablos me importa esto...