El museo de las Murallas Reales acoge desde ayer una de las mejores exposiciones del año con toda probabilidad. Es una pena que llegue en pleno mes de enero, porque cuando llegue diciembre el pueblo de Ceuta tendrá ganas de más, aunque afortunadamente estará expuesta hasta el 24 de abril. Se trata de la exposición de la fotógrafa Beatriz Lamenca. Bajo el título de ‘Ceuta mi ciudad querida’ se engloban un centenar de obras en blanco y negro con diferentes formatos, aunque con un denominador común: llenas de alma.
La exposición podría dividirse en temáticas como retratos, edificios, paisajes y tradiciones, pero quizá sería encorsetar unas fotografías que, por su naturaleza, se muestran libres y llenas de energía.
Lamenca se hace grande cuando se acerca al mar y a los paisajes, cuando decide agudizar su ojo para mostrar mucho más de lo que uno está viendo a simple vista. En eso es una maestra. Un uso exquisito del gran angular, el buen gusto compositivo, la paciencia para saber captar el momento en toda su plenitud y la inteligencia a la hora de escoger los encuadres hacen de las fotografías de paisajes y edificios un deleite para aquel que las observa. La potencia de su trabajo en esta área es tal que el blanco y negro parecen desaparecer para dejar paso a un buen número de colores subliminares y mentales que superan los lindes físicos de la propia fotografía. En cuanto a los otros dos apartados (tradiciones y retratos), cabe destacar que Lamenca deja detalles de haber trabajado mucho y regala algunos encuadres llamativos. En este sentido, la artista refleja fielmente el sentir y devenir de las Fiestas ceutíes.
Sin duda, imprescindible.
Tres momentos imprescindibles de la exposición de lamenca
1 El mar. Las habilidades fotográficas de Beatriz Lamenca se multiplican por cien cuando se acerca con su cámara al mar, a las costas y a las playas. Se podría afirmar que la artista se siente ‘como pez en el agua’, nunca mejor dicho. Las series de olas chocando contra las rocas, de pescadores e incluso de gaviotas en la playa resultan un genial ejemplo del alto nivel que es capaz de alcanzar con su máquina de capturar el tiempo. En este apartado también sería conveniente nombrar sus excelentes paisajes, donde también hay mar y costas.
2 Edificios. Algunos críticos de fotografía dicen que se puede distinguir a un buen artista natural por su capacidad para utilizar el gran angular de forma correcta y por los encuadres. Pues bien, Lamenca sabe lo que se hace cuando combina esos dos elementos. En la exposición se pueden ver unas impresionantes vistas de las Murallas Reales, del edificio Trujillo, de la Casa de los Dragones e incluso del entorno de la plaza de África.
3 Los ‘descartes’. Como Beatriz Lamenca quiere a su público y las paredes del museo no alcanzan a recoger lo mejor de su obra desde 2004 la muestra cuenta con una coqueta sala multimedia en la que se reproduce un vídeo de 20 minutos en el que se muestra parte de las imágenes que se han quedado fuera de la exposición. La placentera música que acompaña el vídeo lo hace ideal para sentarse a ver las fotos pasar.