MI MADRE
Viniste a mí como un regalo de Dios,
Y ese presente era vos.
Me miraba con su mirar,
Muy deleitosa,
Sin fisura, ni quejosa.
Nunca había vivido esa mirada,
Pues tenía una fisionomía muy templada.
Yo creí que era casualidad.
Pero aquella noche fue verdad.