Queridos ciudadanos: Espero al recibo de esta carta os encontréis bien, a Dios gracias.
Soy madre, abuela, y también fui hija.
¡En estos días el mundo ha cambiado tanto! Hemos cambiado nuestras costumbres… Somos menos visibles, pero se nos ve más; aunque sea en los balcones y ventanas, pero es suficiente para sentirnos más unidos.
Me cuesta mucho entender esta situación; creo que se trata de cuidar de nosotros mismos para poder cuidar a los demás… ¿Cómo habría podido mi madre comprender lo que está ocurriendo?
No tengo redes sociales, ni tampoco entiendo de ellas; pero a pesar de ello sí quiero dejar plasmado mi mensaje. Quiero pensar que todo esto valdrá para que en un futuro próximo seamos mejores personas, y más agradecidas. Que sepamos valorar el trabajo que realizan los sanitarios, policías, guardias civiles, bomberos, y demás profesionales que siempre están ahí protegiéndonos.
Esto pasará, y yo seguiré por siempre recordando a las personas que se fueron en estos días, conocidos y queridos por todos; en especial al paisano que dormía en los cajeros y recorría las calles de Ceuta; y que por fin descansa en paz.
Mi deseo es que todo esto acabe pronto, y por fin poder abrazar a mis nietas.
Todo saldrá bien.