El Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) de Ceuta vivió el año pasado su ejercicio más tranquilo de la década en términos de presión asistencial. A lo largo de todo 2019 se acogió en las instalaciones de El Jaral a 1.229, una cifra desconocida desde 2010, cuando entraron en el equipamiento 974 foráneos, según los datos facilitados por la Delegación del Gobierno.
Los números del CETI, al que no llega la inmensa mayoría de los migrantes indocumentados de nacionalidad marroquí que son interceptados en aguas del Estrecho e inmediatamente devueltos a su país a través del Tarajal, grupo que distorsiona especialmente por la vía marítima las estadísticas de Interior sobre afluencia migratoria indocumentada a la ciudad autónoma, reflejan, además, que de ese total el volumen de subsaharianos se redujo a 435, apenas un tercio, y el de ciudadanos argelinos se quedó en 794.
Los inmigrantes de ese país magrebí supusieron el pasado ejercicio el 64,6% del total de entradas en el CETI a pesar de que, en términos absolutos, los llegados fueron menos que en 2018, cuando su cifra se elevó a 1.046, la más alta desde que existen registros oficiales del Ministerio.
El CETI de Ceuta ha comenzado 2020 con 693 personas acogidas en su interior, todavía sensiblemente por encima de su capacidad máxima operativa, cifrada en unas 520 plazas tras su última ampliación.
En 2016 y 2017 el equipamiento que gestiona directamente la Administración General del Estado marcó récords con 3.223 y 3.219 personas recibidas, respectivamente, y los dos años anteriores a ese bienio había superado los dos millares de entradas en cada uno de ellos.
En 2013 ya se habían rozado las 2.000 llegadas (1.930) tras un salto cuantitativo con respecto a 2012 (1.180) que devolvió sus cifras de albergados a los niveles del año anterior (1.804).
En 2008 atendió a 971 personas extranjeras y en 2009, su mínimo del periodo analizado, a 805.
Cerca de 7.000 ciudadanos de Guinea Conakry
Guinea Conakry sigue siendo, con cerca de 7.000 ciudadanos que han pasado por el CETI de Ceuta desde 2008, el Estado que más población ha visto llegar a la ciudad autónoma como migrantes indocumentados. Por detrás se sitúa Argelia, que con los casi 800 acogidos en El Jaral el año pasado ya supera los 5.000 en el cómputo total del periodo del que tiene datos oficiales el Ministerio. A continuación aparecen Camerún, Mali y Costa de Marfil.
El nivel de ocupación sigue por encima de la capacidad
La gran caída registrada en el número de entradas durante 2019 en el CETI de Ceuta no se ha traducido en una reducción parecida de su nivel de ocupación. El equipamiento de El Jaral ha arrancado este año con 693 personas en su interior, casi 200 por encima de su capacidad máxima operativa, que se sitúa ligeramente por encima del medio millar de plazas.
El incremento porcentual del peso de la población migrante argelina, que ya supone dos tercios del total de entradas y que ha recurrido más frecuentemente que la subsahariana a solicitar protección internacional en la ciudad, lo que ralentiza los procedimientos de traslado a la Península, puede ser un facto de colapso.
A ello se une que, tras la expulsión exprés del grupo que en agosto de 2018 consiguió acceder a Ceuta tras superar el perímetro fronterizo, los migrantes subsaharianos también han vuelto a solicitar asilo en España, como quedó constancia tras el salto de finales de agosto del año pasado por Benzú o la entrada en una furgoneta kamikaze de noviembre.
La estancia media en el CETI cayó en 2017 por primera vez de tres meses y se situó en 88 días. En 2011 el periodo de estancia medio en el equipamiento del Ministerio de Empleo inaugurado en el año 2000 era de 221 días y el año siguiente se redujo a 177. En 2013 volvió a recortarse hasta 165 y en 2016 se situó en 111 días.