Para quien no esté familiarizado con el lenguaje de la salud mental, el concepto de estigma estará encriptado. De ahí esta noción.
Al no existir una conciencia colectiva sobre los procesos que rodean a la salud mental, no existe una imagen, no existe una opinión fundada. Y al no operar un fundamento que dé positividad al conjunto, persisten en la memoria los prejuicios del pasado (triste pasado de aislamiento e inatención).
Por tanto, el estigma supone la negación de tu legítima individualidad, al considerarse que tú eres igual a los de tu clase, a los que comparten tu diagnóstico, que como una maldición se tratara nos asigna las peores virtudes de la condición humana. Y olvidándose que la descripción de los síntomas no es una razón matemática.
Y ya no es solo que el estigma apague nuestra autoestima, sino que nos prohíbe de facto cualquier tipo de progresión en cuanto a desarrollar un proyecto de vida independiente.
En este entorno de adversidad, el Comité Pro Salud Mental En Primera Persona, hemos diseñado el plan “Ceuta, Ciudad sin Estigma”, y dentro del programa de promoción de la salud y prevención de la exclusión.
El Comité es un espacio de empoderamiento donde se promueve la responsabilidad y la toma de decisiones, básico en el trayecto de recuperación y caudal de la autonomía.
Queremos aprovecharnos de que Ceuta es una comunidad pequeña, y es más accesible hacer incidencia social, poder lanzar un mensaje.
De esta forma, a primeros de noviembre saldremos a la calle el mini grupo del Comité para reclamar la atención de los ciudadanos.
A través de un cuestionario de cuatro preguntas sabremos cual es el estado de conciencia que existe en la sociedad ceutí sobre la salud mental, y la predisposición para la aceptación de nuestro colectivo.
Una evaluación oficiosa nos dará las claves para dirigir nuestros programas de sensibilización. También sabremos si el rechazo que supone el estigma está pensado, o es fruto de la falta de información que nos rodea.
El estado basado en la información es semejante a la luz. Y al contrario, la no intervención hará que se perpetúen los rasgos de la oscuridad inmerecida.
Bastaría un gesto de comprensión para que podamos situarnos en la casilla de salida. Aceptamos el reto de avanzar hacia la independencia, pero al otro lado debe haber una sociedad que te acoja, con tus aciertos y con tus faltas.
Porque…, ¿quien no ha necesitado ayuda alguna vez en la vida?