Dice el refrán que solo nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena, pero también dice el refrán que es de bien nacido ser agradecido, y ahí va mi más sincero agradecimiento hacia todas las personas que han intervenido en mi urgencia oftálmica de la cual me sigo recuperando.
Mi agradecimiento al trato recibido por todos, el personal que asistió y participó en mi asistencia, personal de admisión, celadores, auxiliares, enfermeras, de planta, de quirófano, de reanimación, de oftalmología, médicos anestesistas que hicieron que este proceso fuese más llevadero y se encaminara a buen puerto.
Pero hay un agradecimiento especial si cabe, y es al servicio de oftalmología y concretamente al doctor Guiote en las que el destino quiso que mi ojo cayera en sus manos (en sus palabras aún está el: "no cantemos victoria que aún es pronto"). Admirable la dedicación en su trabajo, y desbordada la cantidad de pacientes que atendía uno tras otro.
Ya sé que es solo mi opinión personal y que hablo de una vivencia propia, pero tenemos un hospital, un personal y unos profesionales que muchos desearían tener, un hospital con su gente que nos cuida cuando más falta nos hace, por lo que deberíamos cuidarlo tanto o más para cuando nos haga falta.
Mi más sincero agradecimiento a tod@s.