El Centro Ecuestre de Ceuta está viviendo un momento difícil. Desde hace un mes han contabilizado varios incidentes que mantienen preocupados tanto a los responsables del centro como a sus usuarios. Robos de bebida o comida y agresiones a los animales es el saldo de una oleada de actos vandálicos que nunca antes se habían dado en estas instalaciones. El Faro ha ido más allá y ha recorrido las instalaciones para ver, in situ, las afectaciones en el recinto.
Aunque tienen como vecinos al Centro de Estancia Temporal para Inmigrantes, aseguran que nunca antes habían tenido más problema que un intento de colarse en un camión con miras a pasar a la Península escondidos, pero nada más lejos, y mucho menos, lo que llevan viviendo desde hace un mes.
Tienen sospechas de que puedan ser los residentes, ya que han encontrado varios de los objetos sustraídos en lugares que suelen frecuentar, como un chalet abandonado en la Colina. Jorge Campos, responsable del Centro Ecuestre de Ceuta, sitúa el primer incidente hace tres semanas.
En aquella ocasión, entraron por una ventana, accediendo a las caballerizas, donde abrieron hasta seis cuadras y asustando a uno de los animales que salió corriendo hasta chocar contra una viga. “En esa ocasión, creo que por ir todo a oscuras, quizás con la luz de los móviles o de linternas, los caballos con esas ráfagas se asustan más, y uno de los caballos sufrió un impacto con una viga. Nos dimos cuenta porque vimos la herida en el caballo y el resto del pelo del animal en la viga”, explica.
Éste no fue un incidente aislado, sino que una semana más tarde, a plena luz del día y sin temor a ser vistos, un grupo de jóvenes se acercó al perímetro del recinto a tomar imágenes del vallado y de los accesos, mientras que otro grupo hacía lo mismo, esta vez, dentro de las instalaciones. Este comportamiento fuera de lo normal hizo sospechar a los trabajadores, que pese a intentar disuadirlos con su presencia, esa misma noche volvieron a entrar dentro de las instalaciones.
En esta ocasión, se arriesgaron e intentaron disuadirlos con la luz, algo de lo que hicieron caso omiso los vándalos. La Policía Nacional, reconoce Jorge Campos, les ha recomendado que no se enfrenten, ya que están solos y pueden ser víctimas de una agresión.
Además de los robos, la preocupación recae sobre el estado de los animales, ya que en estos ingresos furtivos de madrugada, suelen dejar cuadras abiertas, alterando el estado natural de los caballos y ocasionando alteraciones en las instalaciones. En un mismo día, relata Campos, soltaron a un grupo de ponis por el recinto y en la noche, se produjo el ya conocido incidente con la yegua, la cual fue manipulada, sin saber aún el motivo de esta agresión.
“Me avisaron los mozos de que habían vuelto a entrar, de que habían roto cosas”, comenta el responsable, poniendo en conocimiento los hechos del presidente de la Federación de Hípica y también de la Policía Nacional. “Viendo lo que habían hecho pasó esto de la yegua que tanto revuelo ha tenido”, reconoce Jorge Campos, quien aclara que nunca se dio a entender que se produjo “una violación”, sino que el animal fue manipulado, quizás con un objeto, aunque aún se está investigando.
El modus operandi se repite en todos estos ingresos. Acuden en grupo, aunque normalmente es uno de ellos el que accede al interior de las cuadras a través de una ventana. Desde ahí abre al resto del grupo que le acompañan y se dedican a manipular el estado natural de los animales, provocando sueltas o intentando ensillarlos. Van siempre a por los animales más dóciles y que se guardan en las cuadras más alejadas de la caseta donde duermen los mozos que cuidan a los animales, haciendo imposible poder escuchar o percatarse cada vez que ingresan de manera furtiva.
Además de las cuadras, otra de las zonas más afectadas es el ambigú ubicado en el interior de las instalaciones. Hasta en dos ocasiones han conseguido entrar dentro de este kiosco de madera, siempre con la finalidad de robar comida y bebida. Están intentando reforzar la seguridad en él, aunque saben que si quieren volver a robar, romperán de nuevo los accesos como ya han hecho antes. “Si quieren entrar, lo van a volver a romper”.
Este conjunto de incidencias, además de estar denunciadas ante la Policía Nacional, hicieron que los responsables de la Hípica pidan mayor seguridad para evitar nuevos sucesos en los que se puedan lamentar males mayores. “Estamos vendidos, porque por aquí no pasa un coche de Policía de forma normal”. Ya se han reunido con el ICD y le han solicitado más vigilancia, aunque sea de un guardia, mediante sensores o cámaras. Tienen el respaldo de la Autoridad local hacia lo que está ocurriendo, por lo que esperan poder aplicar medidas efectivas cuanto antes, para que estos incidentes se conviertan en hechos aislados, de actos vandálicos que ya no se vuelvan a repetir.