Villagonzalo Pedernales, Burgos, ha amanecido de luto. La pequeña localidad de 1.785 habitantes ha sido testigo de la última víctima por violencia de género. Josefa Santos, de 55 años, fue asesinada por su marido, Rafael Velázquez, un año mayor que ella. Rafael cogió una escopeta y disparó a su mujer. Después, encañonó a su hijo, de 29 años, hiriéndolo gravemente. El joven ha sido intervenido en el Hospital Universitario de Burgos y, según fuentes oficiales, la bala que lo alcanzó “había tocado la médula”, al darle en el cuello. Josefa se une a la lista de las 1.012 mujeres asesinadas desde 2003, cuando comenzaron ha realizarse estadísticas de esta materia.
El subdelegado del Gobierno de Burgos ha explicado que Rafael era cazador y tenía permisos en regla para el uso de armas de fuego. También confirmó que no constaban denuncias previas y aseguró que la otra hija del matrimonio “no pudo contar ninguna situación problemática en casa”, a pesar de que fue ella quien avisó a los servicios de emergencias al llegar al domicilio familiar. Un dato importante en estos casos es que en el 79% de los asesinatos por violencia de género, las mujeres no habían denunciado o no constaba que lo hubiesen hecho, según datos de la Delegación del Gobierno para la Violencia de Género. Según consta, esta práctica no es frecuente por diversos motivos, entre los que destacan el miedo al agresor, a no ser creídas por las autoridades competentes o el efecto que tienen las denuncias sobre los hijos de la pareja.