El coladero de droga en que se ha convertido el paso del Tarajal deja en el camino distintas formas de introducción del hachís. Al uso de común de dobles fondos en el que ocultar la droga para su introducción en la ciudad, se añade la utilización de porteadoras o incluso mujeres del hogar a quienes se intenta colocar hachís adosado, en forma de tabletas, a su cuerpo. En Marruecos la Policía ya ha detectado casos de porteadoras a las que se les ha encontrado sustancias estupefacientes; información que ha hecho sospechar a la Policía Nacional que, aleatoriamente, organiza controles sobre este tipo de personas en los filtros con destino a Ceuta.
La introducción de hachís en pequeñas cantidades da forma a un peculiar tránsito de personas que pueden ir cargadas con hasta dos kilos de droga. A este goteo constante, al que se añaden los culeros, se le añaden lotes más grandes que se introducen en dobles fondos de vehículos que, en ocasiones, están preparados de forma burda.
La Asociación Unificada de Guardias Civiles ha reclamado la creación de una zona de identificación y control sobre vehículos y personas para reforzar los controles en el paso, pero la Delegación del Gobierno rechazó esta medida que fue objeto de análisis con la cúpula de Interior.